Ganadaería de JUAN ALBARRÁN

Criando un ideal

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1909

La sangre ‘núñez’ marca el tranco de una ganadería, la de Juan Albarrán, que basa su calidad en la selección y el manejo que el ganadero y su equipo de vaqueros, comandados por el mayoral José López Jiménez, imprimen cada día en la dehesa, como bien podemos observar en este reportaje gráfico.

José María Ballester.-

En 1997, los derechos del hierro que en su día correspondiese  a los herederos de Alfonso Sánchez Fabrés, fueron adquiridos por Juan Albarrán Marín, quien formó su actual ganadería por medio de la adquisición, mediante sorteo, del 50% del total de la ganadería de José Luis Pereda. Por tanto, sus ejemplares son de encaste Núñez, con gotas de Juan Pedro y ‘Torrestrella’, lucen cintas encarnadas y moradas en sus morrillos y pastan en tres fincas pacenses: ‘La Mata’, en Barcarrota; ‘La Zarzita’ en Alconchel, y ‘La Reyerta’ en Olivenza. Siendo su mayoral, José López Jiménez.

En este reportaje vamos a darnos una vuelta por el campo bravo extremeño, por entre los ‘núñez’ de Juan Albarrán. Espero que disfrutes con la visita…(para ver las fotos en mayor tamaño cliquea sobre ellas).

Arranca el día.

Hay que preparar las cabalgaduras.

Todo está dispuesto para repasar el ganado.
En la dehesa esperan los toros. Los toros en el cercado. Fino ejemplar de Juan Albarrán.
Alerta, el toro mira a los vaqueros. El pelo colorao también predomina en esta sangre. Negros y coloraos, conviven en la dehesa.
También los hay que mezclan los tres pelos. Como este imponente sardo, de mirada desafiante. Otro toro más de este pelo tan especial.
Los hay también de espectaculares encornaduras. Playeros se les llama a este tipo de ofensiva cornamenta. Otro ejemplar, éste más recogido de pitones.
Distinta perspectiva, idéntica belleza. Colorao, ojo de perdiz, chorreao en verdugo. Y los negros, también muy serios por delante.
El pelo cárdeno también está presente. Y hasta algún cárdeno claro habita la dehesa. En pleno julio, todos al frescor de la charca.
Buscando la humedad en días de calor. Porque el sol pone a los toros en guardia. En la mirada del toro se posa el hombre.

*José María Ballester es fotógrafo  y autor del libro ‘El toro bravo en la raya’.