MÉRIDA - Única de feria

Al menos Parejo salio en hombros

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Quedémonos con lo positivo, en una tarde para borrar de la memoria al menos Julio Parejo pudo salir en hombros mientras sus compañeros Solís, Murillo y Lancho tuvieron que conformarse con una solitaria oreja por coleta.

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado toros de Arcadio Albarrán Olea. De mal juego, desrazados y sin fondo.

ESPADAS: – Javier Solís (azul noche y oro),oreja y ovación.

– Miguelín Murillo (sangre de toro y azabache),  oreja y ovación.
– Israel Lancho (gris plomo y oro con cabos negros), oreja y vuelta al ruedo.
Julio Parejo (blanco y oro), oreja y oreja.

INCIDENCIAS: Prácticamente vacío. El piso de plaza en mal estado por las lluvias de la noche anterior. Se barajó la posibilidad de la suspensión. Israel Lancho fue atendido en la enfermería de una cornada en la tibia de pronóstico leve.

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Antonio Girol.-

Hay ocasiones que resulta muy complicado escribir una crónica, y sin dudas ésta es una de esas veces. Porque bien sabe Dios que nada me hubiese agradado más que haber podido comenzar  estas letras  contándoles  la dulzura de la fiesta, traducida en un triunfo rutilante de espadas y ganaderos. Sin embargo, tengo que hablarles de su cara amarga. De esa que trae su rostro pintado del color del calvario que ha pasado esta tarde en la plaza de Mérida una familia ganadera, de grandes aficionados, seria y responsable, viendo como uno a uno, los ocho toros que habían mandado hasta  esos corrales no sacaban nada bueno de lo que se suponían deberían llevar en sus entrañas. Sin dudas, la peor corrida que han lidiado en años, con tan mala suerte de que fue ‘en casa’, ante los ojos de todos los extremeños.

El destino quiso que fuese así, y ya no cabe dar más vueltas al asunto.  Seguro que ese mismo azar que ayer jugó malévolamente sus dados, en la próxima oportunidad que se les presente trocará la suerte con mayor fortuna, porque cuando se trabaja con ahínco y dedicación, el premio, a la fuerza, tiene que ser gordo.

La pedrea para Julio Parejo.-

Dentro de la ruina que supuso la corrida al menos Julio Parejo pudo beber las mieles del triunfo y marcharse del ruedo en hombros. A él le tocó el lote más potable, si es que hubo alguno en tan aciaga tarde.

A su primero, cuarto de lidia ordinaria, lo tanteó por alto con la muleta tras brindar al exiguo público que había en los tendidos. Seguidamente se puso por el derecho y le sacó una meritoria tanda que hizo que la música atacara con el pasodoble, sin necesidad de que los voceros de costumbre la reclamasen. Señal de que en esta ocasión estaban más pendientes de la arena que de las fusas y corcheas.

Parejo con el último del festejo. (FOTO:Gallardo)

Parejo buscaba la acometividad del toro adelantándole la muleta para engancharlo y tirar de él hasta donde la embestida se lo permitía.  Probó por el izquierdo y los molestos cabezazos que lanzaba el animal, intentando quitarle la franela, dificultaban la estética y, a su vez, la posibilidad de poder quedarse colocado para ligar la siguiente tanda. Decidió volver a la diestra, pero el toro ya había agotado el escaso número de embestidas que poseía y tuvo que decantarse por pegarse el arrimón. Mató de entera tendida, tras pinchazo arriba, y hubo que ayudarse del verduguillo para atronar a la res. Paseó una oreja.

El último era el de menos presencia del encierro, solo la cara lo salvaba de ser protestado. Le sacó Julio de las tablas por medio  de estéticos doblones. Sin apenas fuelle, el animal se tragaba los dos primeros pases para después acortar el viaje. Parejo le hizo una faena de series cortas, bien vendidas al público en los remates. En la que destacaron unos cuantos naturales de mucha templanza. Epilogó por ayudados antes de volver a pinchar. Luego acertaría con una entera tendida y caída que precisó también de golpe de cruceta. Nueva oreja y salida en hombros.

La firmeza de Lancho.-

Estatuario de Lancho en el tercero. (FOTO: Gallardo)

Bien podía haberle acompañado Israel Lancho,  que tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo en el séptimo. Había iniciado Israel la faena en la boca de riego con un ajustado pase cambiado por la espalda. Al que le siguió una tanda muy bien construida. Muy dispuesto, en los medios, le planteó faena, si bien el animal punteaba las telas en cada acometida, demostrando como sus hermanos una alarmante falta de fuerzas. En una decisión que no terminé de entender tiró de la res hacia terrenos del tercio, y allí se puso más molesta, pasando de los punteos a los tornillazos. Muy valiente, Lancho terminó por meterse en los terrenos del toro e intentar ahí aprovechar las pocas arrancadas que le quedaban, antes de dejar una estocada tendida.

Al tercero, al que había quitado del caballo por gaoneras, lo recibió en el último tercio por estatuarios, llevándose un susto en el primero de la tanda. Posteriormente lo toreó por el lado derecho entre palmas de pedigüeños de música. Los naturales de la siguiente serie no salieron limpios por culpa de los molestos cabezazos que tiraba el astado. En esta ocasión sí propuso faena en los medios. Mató de pinchazo y media perpendicular, y fue premiado con una oreja.

La cruz de la moneda para Solís.-

La tarde la había abierto un esperado Javier Solís, que tras el triunfo en Badajoz y Villanueva del Fresno, ha sufrido esta tarde la cruz de la moneda. A ninguno de sus dos toros le ha podido plantear faena, más allá de la voluntad y la predisposición con la que ha estado siempre delante de la cara, y que el público ha sabido ver y agradecer.

En el primero, con las fuerzas muy justas ya de salida, echó la carne en el asador y terminó dándose un arrimón de mucha valentía, rozando con los muslos los pitones. El toro, aplomado como el resto de sus hermanos, tenía medio viaje y encima se defendía tirando tornillazos cada vez que quería deslizarse en la muleta. Lo mató de entera desprendida y fue premiado con una oreja.

En el quinto, más de lo mismo, a lo que hay añadir una pésima suerte de varas con un doble puyazo. Ya que el primero cayó a la altura del número y, sin rectificar, el picador continuó barrenando demostrando con ello una falta de respeto absoluta tanto hacia el toro como hacia su maestro, para luego volver –  ahora sí –  a agarrarse en el morrillo.

Arrimón de Solís en sus dos toros. (FOTO: Gallardo)

Quitó Javier por chicuelinas y bregó muy bien Fini.  En el último tercio el animal terminó por echar la persiana y agarrado al piso sacó de quicio a Solís, que solo pudo extraerles algún natural suelto. Porfión, continuó en la cara, acortando las distancias hasta conseguir que el público reclamase con insistencia que matase al marmolillo. Mal con la espada y el verduguillo, fue ovacionado tras los pitos que sonaron en el arrastre del toro.

Pundonor en el hijo pródigo.-

Miguelín jugaba en casa tras dos años de estar en la lista de no convocados. Las ganas por agradar se vislumbraron en las dos largas cambiadas que recetó al que hacía segundo. Banderilleó con la soltura y gracia de costumbre y acto seguido brindó al público. La faena de muleta estuvo cosida por el galón de la incertidumbre, ya que el toro le apretaba para adentro y él no terminaba de encontrar los terrenos propicios para poder acoplarse. Ya entre las dos rayas sacó una tanda de naturales, a pesar de la brusquedad con la que la res acometía en las embestidas. Se fajó en cercanías y mató de entera caída tras pichar en el primer intento. Le fue concedida una oreja al esfuerzo.

Un torbellino en banderillas. (FOTO: Gallardo)

Al sexto lo recibió con un puñado de verónicas ante las que se iba frenando la res en cada lance. Volvió a lucirse en banderillas, sobre todo en el último par al violín. Inició la faena de hinojos, aun habiendo comprobado los frenazos que daba el astado en sus embestidas. Meritoria forma de inicio que habla bien a las claras de la predisposición con la que estuvo toda la tarde, tanto él como sus compañeros. Tras ese comienzo poco más pudo hacer, ya que el toro se atornilló y solo permitió al torero darse un arrimón infructuoso. Terminó por echarse y tuvieron que apuntillarlo. Hubo bronca al arrastre y ovación al torero.

 


AL QUITE

Antonio Girol.-

Vieja Dama.

En completo estado de dejadez. Así se encuentra la Mérida taurina. Aquella a la que de niño volvía, cada final de agosto, mis emocionados ojos para mirar y leer, no sé cuántas veces, la cromática estampa que, anunciando a toros y toreros, estampaba el azul de la bajera del Bar Taurino de mi pueblo.

Con sana envidia, contemplaba semanas más tarde las relucientes fotografías que José María, con mimo, colgaba de sus paredes con Camino de verde y oro. De El Cordobés, que había sustituido la taleguilla hecha jirones por unos tejanos. La de Yiyo, con su tímida mirada en grana. O las de Dámaso González, Teruel, Paquirri, Manzanares, Reina Espartaco en pálido rosa…Y aquella otra de la terna de la corrida del siglo bajo el arco del acicalado patio de caballos. Lo más granado, lo más señero, lo mejor era sin dudas paladeado por Mérida y su afición venida de todos los rincones extremeños.

Hoy, da auténtica vergüenza mirar a los desiertos tendidos de una plaza descuidada. Sucia y deslucida. Que con añoro de tiempos pretéritos reclama una triste mano de cal que adecente sus ajados escaños. Abandonada por unos propietarios, que con su desidia le faltan el respeto a ella y a quiénes empeñaron su ilusión y su crédito en construir, en aquel cerro en el que Vicente Cortés sembraba cebada, un palacio para el toreo.

Una plaza de toros es un monumento. Es el altar de esa celebración en la que clarines y timbales llaman a la comunión de toro, torero y aficionado. Y como tal hay que cuidarla, honrarla y mimarla. Tanto por los de ahora, pero sobretodo por los de antes, por aquéllos que dieron su sangre y los que entregaron su peculio a lo largo de los años, tanto para levantarla como para vivir la fiesta en directo.

Una plaza de toros es un girón de historia en la memoria de una ciudad. Y de eso, de historia, la augusta romana emérita sabe un rato grande. Y es imagen. Y ayer, esa imagen de vieja dama arruinada, se difundió por toda Extremadura con el testimonio en 625  líneas de la tele.

Justo a mi lado, en el tendido, tenía ubicados al Alcalde y al flamante Presidente de la Junta de Extremadura. Sé que la titularidad del coso de San Albín no es pública; y poco, o casi nada, pueden hacer las instituciones al respecto. Pero supongo, que como a mí, y a tantos otros aficionados, les abochornaría ver el estado en que se encuentra aquella joya que inaugurasen D. Fidel Macías y el resto de socios de La Taurina de Extremadura un lejano 5 de julio de 1914, en loor de multitud como recogen, la misma tarde del festejo, el vespertino La Época y al día siguiente junto a  ABC, El País y El Imparcial, así como el semanario La Lidia en su edición de 7 de julio, todos ellos acreditados medios de comunicación de tirada nacional.

Casi lo mismo que ahora, que se asoma por un postigo al mundo taurino, y aun pueden dar las gracias a medios como este, que desinteresadamente nos volcamos con la feria sin más contraprestación que el respeto que sentimos por la fiesta y el cariño de la afición, que no así de la empresa.

GALERÍA GRÁFICA de GALLARDO

El cuarteto de actuantes en el patio de caballos.

Fini ajustando el capote de paseo a Solís.

Miguelín en el lío.

Lancho calentando motores.

Parejo concentrado.

A Solís no se le pudo ver con el capote.

Intentando alargar la embestida al natural. Sin ganas de querer coger los vuelos. Oreja con sabor a victoria.
Miguelín instrumentando una larga. Murillo queriendo gustarse. Apuntando al hoyo.
Lancho citando por gaoneras. Buscó el toreo en redondo en el centro del ruedo. Y sacó algunos muletazos con la diestra de buen corte.
Julio encomendandose al cielo tras ver salir a los anteriores... Rematando una serie de derechazos. Relajado al natural.
Molinete con sabor. Solís cariacontecido tras ver el mal juego de su lote. Buena verónica de Miguelín.
Israel al natural con el séptimo. Rabia en el desplante. Parejo con mucha disposición en el último.

GALERÍA DE CUADRILLAS. FOTOS: GALLARDO.

El Fini cuadrando en la cara del toro. Banderillas de saldo para una plaza que pierde crédito a chorros. Palitroques que fueron desterrados hace años por su peligro.

Jugándose el bigote, ahora con un par de nuevo cuño.

OTRAS IMÁGENES. FOTOS: GALLARDO.

José Luis Iniesta, ganadero y hostelero. Emilio de Justo, torero cacereño de triunfos en América. Demetrio Broncano, la voz taurina de Mérida y del Hotel Las Lomas.
Santiago Román y Pedro García Macías.

¡Vaya dos morenas guapas de verdad!

El Cartujano, Paquito Ruiz y Tomás Angulo, perfectamente acompañados.

¡Quillo, espera que no he cortado la oreja! (verídico)

El trío con más arte. Caballo y Toros unidos por el mismo guión de la tele.
Vaya cuatro patas para un banco...
Un espectáculo lastimero y lamentable.