ANTOÑETE, el adiós de un maestro

«Me voy con la satisfacción de haber podido aportar mi granito de arena»

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Tras jubilarse como maestro de la Escuela Taurina de Badajoz, Antonio Jiménez ‘Antoñete’ nos concede una entrevista en la que repasamos su trayectoria forjando toreros durante un cuarto de siglo.

Antonio Girol.-

Antoñete dando indicaciones en un tentadero en Zafra. (FOTO: Gallardo) Pasar los más desapercibido posible pero que tus obras permanezcan imperecederas es una de las mayores virtudes que puede atesorar toda gran persona.  Y ese ha sido el gran logro de Antonio Jiménez ‘Antoñete’ en su carrera como docente de la Escuela Taurina de Badajoz. Sobre sus manos y sus consejos se ha cimentado una generación de toreros que han engrandecido el nombre de esta región. Mientras tanto, como los orfebres, él  continuaba tallando diamantes en su particular taller, aquel que durante 25 años ha tenido como escenario primero el Club Taurino Extremeño y luego la plaza de toros pacense.

Ahora le toca recoger sus utensilios porque la edad de jubilación ha llamado a su puerta, pero le seguiremos viendo por las plazas muy especialmente siguiendo las evoluciones de su nieto (Ismael Jiménez), en quien ahora  tiene depositadas todas sus ilusiones. Hemos querido acercarnos  a un hombre que siempre tuvo la costumbre de no querer estar en primer plano, pero que hoy merece ser portada para así recoger el cariño y el homenaje sincero de todos los aficionados. Con ustedes, un maestro de toreros.

– Antonio, han sido veinticinco años con todas sus tardes las que has pasado ejerciendo como profesor de la Escuela Taurina de Badajoz. Primero en los altos del Club Taurino y ya después enrolado en el Patronato, ¿qué sensación te queda después de todo este tiempo?

– Una sensación de orgullo de haber contribuido a sacar a tantos chavalitos que querían ser toreros. Y a su vez una satisfacción enorme de poder jubilarme con el reconocimiento de todos ellos sabiendo, como me consta, que en sus carreras he aportado algo.

– Volvamos la vista atrás. ¿Cómo surge el ofrecimiento para que te hicieses cargo de la docencia de aquella Escuela incipiente que se formó en el Club Taurino de Badajoz?


«… sensación de orgullo de haber contribuido a sacar a tantos chavalitos que querían ser toreros…»


– Yo por entonces estaba en activo como banderillero y junto a Luis Alegrías, que también era banderillero,comenzamos la aventura junto a Fernando Masedo Torres, Domingo Caballero y el resto de la junta directiva de aquel entonces que decidió que echásemos a andar una Escuela en los salones del Club.

– Todo de forma muy humilde, ¿no?

– Ya te digo. Pero con mucha ilusión que es como se consiguen las cosas.Comenzamos con cuatro o cinco chavales pequeños y poco a poco aquello fue cogiendo cada vez más fuerza. Entrenábamos de inicio en la segunda planta del Club Taurino y luego pasamos a los jardines, en la plaza Cervantes hasta que nos vinimos a la Plaza de Toros.

– En todo este tiempo fueron pasando diferentes maestros pero tú te mantuviste impasible al desaliento.

– Efectivamente aparte de Alegría también estuvo de maestro Manolo Santos ‘Pitillo’ y al dejarlo tomó el relevo Armando Soares que posteriormente dejó su puesto a Luis Reina, cuando ya la Escuela pasó a formar parte de la Diputación a través del Patronato con Nandi Masedo a la cabeza. La verdad es que ha sido una experiencia personal y profesional muy interesante.

Antoñete respondiendo a las preguntas de esta entrevista.

– Si alguien ha sido testigo de la eclosión de la tauromaquia extremeña ese eres tú porque has vivido desde el primer día y hasta la actualidad cómo pasábamos de no tener prácticamente toreros a ser una auténtica potencia.

– Es que por entonces no había prácticamente más matador de toros que Luis Reina. Yo de hecho, como el resto de banderilleros, teníamos que actuar con rejoneadores de por aquí o bien buscarnos la vida por ahí fuera. Y ahora fíjate que es el no va más, afortunadamente.

– Y no digamos ya la diferencia de cómo entrenabais vosotros y cómo lo hacen ahora los chavales.

– Es otra historia. Fíjate que en mis tiempos cuando queríamos empezar en este mundillo nos hacíamos a lo mejor 40 ó 50 Km para ir a un tentadero y una vez allí ni nos dejaban entrar. Ahora los muchachos los llevamos en la furgoneta, los reciben como si fuesen figuras del toreo y les organizan tentaderos para ellos. E igual cuando van de tapia, que en todos sitios se les tiene aprecio por el hecho de ser alumnos de la Escuela.

– Antonio, el toreo es ante todo sentimiento y los sentimientos son difíciles, por no decir imposibles, de enseñar. ¿Cómo se consigue transmitir ese impulso en los chavales?

– La base está en tener mucha paciencia con los que empiezan. Estar día a día con ellos. Comprenderlos hasta llegar a saber cómo es cada cual. Y lo demás va surgiendo. A esto le tienes que sumar que los chavales tengan afición y ganas de aprender. El mérito es tanto del que enseña como del que aprende.

– Han sido muchas horas dedicadas a esta pasión por enseñar tanto en este ruedo como en tentaderos por la provincia o desde detrás de un burladero o las tablas de una plaza de toros, horas que has robado a tu familia en todos estos años…

Antoñete en el callejón de Jerez, el día de su despedida como profesor. (FOTO: Gallardo)

– Hombre claro. Cuando tienes una profesión o una pasión mejor dicho que te exige tanto al final siempre hay damnificados y los que tienes más cerca son los primeros que lo sufren. Yo he vivido estos veinticinco años las 24 horas del día con toda intensidad y eso significaba que en el verano que es cuando más actividad hay no puedes irte con tu mujer a la playa, por ejemplo.  Es un tipo de atadura, si lo miras desde el punto de vista del que está fuera de este mundo; pero para los que estamos dentro no lo vemos así porque nos puede más la pasión por vivir el momento.

Para que nos entiendan aquellas personas que sean algo ajenas al mundo del toro sería comparable a una vocación, siempre estás enganchado y no puedes dejar de ejercer tu sacerdocio.

– Hablamos de que aquellos que están cerca son los que más lo sufren pero tú has conseguido a su vez transmitir esa pasión tanto en tu hijo como en tu nieto. Supongo que es un doble motivo de orgullo.

– Ambos han querido coger este camino y para mí es un orgullo efectivamente. A mi hijo Ismael le dije cuando empezaba que se hiciese directamente banderillero porque entonces – inicios de la Escuela en el Club – era muy complicado salir para adelante como novillero, a las pruebas me remito de los pocos que lo lograron por entonces.

– Y ahora le toca al nieto…Supongo que ahí tienes depositadas muchas ilusiones, ¿me equivoco?

– No te equivocas porque va a servir para que siga en vanguardia, a pesar de la jubilación. Él va hacer que yo mantenga la llama viva. La verdad es que tengo muchas ganas e ilusión de verle crecer como torero y persona, y como tendré más tiempo libre podré vivirlo todo, si cabe en parte, más de cerca.

«…La verdad es que tengo muchas ganas e ilusión de verle crecer como torero y persona…»


– ¿Cuáles son los recuerdos más bonitos que guardas de todo este tiempo en tu memoria?

– Hay muchos y sería difícil quedarse con uno solo. Tal vez lo más bonito es cuando ves debutar a los chavales con picadores. Si tuviese que escoger de entre todos tal vez el día que le dimos el debut a Moreno de Terry, Lancho y Solís, porque era la primera vez que tres alumnos debutaban conjuntamente siendo yo maestro de la escuela.

– Este año vuelve a darse esa circunstancia, tres alumnos debutarán el mismo día, en concreto el próximo domingo 3 de marzo en Olivenza. Digamos que abriste un ciclo con tres debutantes y lo cierras igual.

– Efectivamente. Ese día también será especial para mí por lo que supone como bien dices de cerrar ese ciclo con otros tres debutantes. Por cierto, es algo muy difícil. Quiero dejarlo bien claro porque puede dar la impresión que como cada año debuta algún chaval y en algunas ocasiones más de uno puede parecer sencillo, pero esto no es un ordenador o una máquina que le metes unas claves y te da un torero. Requiere mucho sacrificio por todas las partes. Durante el acto de homenaje que recibió por parte de la Diputación el 26 de enero pasado. (FOTO: CEDIDA)

– Antonio, te vas con la satisfacción del deber cumplido y con la cabeza bien alta y nos alegramos mucho de que tu impronta permanezca en todos esos toreros que pasaron por tus manos en este cuarto de siglo. Gracias de corazón en nombre de la afición pacense.

– La verdad es que me voy con la satisfacción de haber podido aportar mi granito de arena en una época maravillosa para el toreo en nuestra provincia y como seguiré estando al pie del cañón con el niño pues en el fondo no me da tanta pena porque no me desvinculo del todo del mundo taurino sino que ahora me toca estar en otra vertiente. No quisiera dejar pasar la oportunidad de aprovechar esta entrevista para darle las gracias a todas las personas que han confiado en mí durante todo este tiempo, así como poder decir que me he sentido un privilegiado al haber compartido mi tiempo con tan grandes profesionales.