BALANCE de la jornada

Perera no termina de romper en la extraordinaria del Cocherito de Bilbao

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Miguel Ángel Perera es ovacionado tras dar muerte a sus dos toros del hierro de Cuvillo en la corrida Extraordinaria del Centenario del Club Cocherito de Bilbao. El pinchazo que cobró impidió que tocase pelo en el séptimo.

Redacción.-

El balance de las actuaciones de toreros pacenses que han realizado el paseíllo hoy,  domingo 23 de mayo, ha sido el siguiente:

CORRIDA DE TOROS.

  • Bilbao (Centenario del Club Cocherito): Tres cuartos de entrada. Cinco toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados salvo el escurrido 5º, y de muy buen juego en conjunto. Uno de Ortigao Costa (1º), cuajado, manso y difícil. El 4º, para rejones, de Ángel Sánchez y Sánchez, manso. José Pedro Prados ‘El Fundi’, silencio y silencio. Sebastián Castella, silencio tras aviso y oreja. Miguel Ángel Perera, saludos tras aviso y ovación tras dos avisos. El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, vuelta al ruedo tras petición.

Según crónica de burladero.com sobre la actuación de Miguel Ángel Perera esta tarde en la corrida conmemorativa del Centenario del Club Cocherito de Bilbao:«Perera empezó bien aunque terminó superado por su lote, conforme se fueron acumulando las embestidas. Y los muletazos, como en el gran séptimo de clase infinita, al que el extremeño dejó crudito. En este hubo pasajes más templados, sobre todo al natural, y otros más desarreglados. Muchos muletazos y un aviso antes de montar la espada. El tercero era un toro de esos que habían despeñado toreros en este primer tramo de temporada. Un castaño de lío gordo. En bravo y noble. Prometió Perera en un principio que le devolvió parte del crédito y el sitio en plaza de responsabilidad. El toro era una maquina de embestir, por bajo, humillado y sin parar de repetir. ¡Perera vuelve! Buenas de verdad las medidas series en redondo, largos, templados y precisos los muletazos, inteligentes también y sin romper la entregadísima embestida. La faena siguió su curso aunque no explotó en gran obra. Y eso que la gente la empujó desde el tendido. Pinchó y el torero disfrutó la atronadora ovación».