Gran gesto de Ferrera con Solís

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Hay gestos que engrandecen a las personas. Gestos más allá de la figura que la envuelve dándole hábito de personaje público. Así, el pasado miércoles, ocurría uno de estos gestos que por su grandeza merece ser contado.

 

Antonio Girol.-

Ocurría el miércoles, en la finca ‘Cerroverde’, propiedad de los Herederos de Antonio Arribas Sancho, cuando Antonio Ferrera se personaba para comprar un toro.

Hasta aquí todo normal, las grandes figuras, y Antonio lo es, suelen comprar toros que matan a puerta cerrada para entrenarse. Pero lo extraordinario de esta historia es que ese animal no era para él, no era para su entreno personal…

Antonio, que en 2004 había dado la alternativa a Javier Solís en la plaza de Badajoz, sabía, por amistad y por afición, que su ahijado se presentaba en Las Ventas para confirmar con poco bagaje sobre su muleta. Conocía, porque lo ha vivido, de la exigencia de una plaza que mide a los toreros en cuanto cruzan su arena sin ningún tipo de miramiento. Y por ese motivo no dudó un instante en regalar ese toro a Solís para que su preparación de cara a una cita tan importante tuviese el colofón de matar una res. Para que su amigo volviese a sentir los pitones pasar por los muslos y recordase la sensación placentera de domeñar la embestida de un animal bravo.

Conocí este gesto hace unos días y he creido conveniente compartirlo con todos ustedes, ya  que hay gestos que merecen ser narrados por ese trasfondo romántico que posee el toreo, donde se conjugan, como en el que les cuento, la responsabilidad del padrino con la amistad sincera.