Ser o no ser…

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«Me solivianta la obsesión que tienen los taurinos (apoderados, empresarios y/o toreros que pululan por estos lares) porque aparezcan sus ‘exclusivas’ únicamente o primeramente en esos portales que yo llamo, valga la redundancia, de ‘tirada nacional en detrimento de los que nos dedicamos a informar en un margen de terreno más reducido.»

Antonio Girol.-

Al igual que en el famoso soliloquio de la escena primera del acto tercero de la más egregia obra de W. Shakespeare, comienzo estas letras cual príncipe Hamlet – en este caso sin la famosa calavera en la mano – debatiéndome también con la disyuntiva de ser o no ser.

En este caso no porque me acucie el fantasma de un padre vilmente asesinado clamando venganza, como le ocurría al heredero danés, sino más bien por una cuestión de  lealtad con la palabra dada.

Me ha pasado en más de una ocasión que me ha llegado una noticia (que no rumor), generalmente bien fundamentada, que suele traer aparejada la famosa coletilla: “…pero  hombre no digas todavía nada. Espérate unos días para darla”. Y un servidor, pacientemente, con cierta resignación franciscana, accede a la petición de reserva absoluta en pos de no perjudicar al noticiable en cuestión, encontrándose cómo pocas jornadas más tarde le levantan la pieza, generalmente algún medio de ‘tirada nacional’ (llamémosle así si suponemos que nosotros somos de ámbito más bien local) Información por otro lado que curiosamente suelen dar en muchas ocasiones periodistas residenciados en provincias cercanas a la nuestra, por cierto.

No quiero con esto criticar a esos compañeros, que bien hacen en informar y no tener tantos prejuicios a la hora de dar una noticia como le ocurre al arriba firmante con el consiguiente resultado que les narro. Sin embargo sí que critico por cómo me solivianta la obsesión que tienen los taurinos (apoderados, empresarios y/o toreros que pululan por estos lares) porque aparezcan sus ‘exclusivas’ únicamente o primeramente en esos portales que yo llamo, valga la redundancia, de ‘tirada nacional’ en detrimento de los que nos dedicamos a informar en un margen de terreno más reducido, que no de espacio.

Imagino, porque otra explicación no me cuadra, que el simple hecho de que en unas pocas líneas hablen de fulanito en esas webs debe ser lo sumamente lúbrico ­como para obviarnos tan deliberadamente.

Tengo la sensación de que a quienes nos dedicamos a estar día sí y día también detrás de la información taurina provincial ­– en la mayoría de los casos robando horas y tiempo a otros menesteres – en pos de Badajoz y su provincia o Extremadura en su conjunto somos vistos, por aquéllos, poco menos que como menesterosos, gentes de inferior categoría o similar, de lo contrario no entiendo tamaña obcecación por dar la noticia primero al ‘pez grande’, por así llamarlos, en lugar de compartirla con los medios más cercanos geográficamente a ellos. Es como si llegado este caso les diese la impresión de que la información perdiese peso o valor.

«…Imagino, porque otra explicación no me cuadra, que el simple hecho de que en unas pocas líneas hablen de fulanito en esas webs debe ser lo sumamente lúbrico ­como para obviarnos tan deliberadamente…»


 

Para que ustedes me entiendan les voy a poner un ejemplo bastante ilustrativo de cómo yo lo veo: vendría a ser como el que desde su cortedad de cateto prefiere el puente de Vallecas al de Alcántara, por el único motivo de que el primero está en Madrid al segundo que descansa sobre las mansas aguas del Tajo pero a su paso por la provincia de Cáceres. Sinceramente, no me cuadra otra explicación al tema en cuestión.

Quiero pensar que será por eso y no por aquello que dialoga Marcelo, volviendo a la tragedia hamletiana, de que algo huele a podrido… aunque en este caso no estemos en Dinamarca.