ZAFRA - Corrida de feria

La vida se hace siempre de momentos

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Al final solo Julián López ‘El Juli’ pudo salir en hombros tras desorejar a un gran toro de Daniel Ruiz, premiado con vuelta al ruedo. El mal juego del ganado y el fallo a espadas fueron los principales hándicaps para que Morante y Ferrera se fuesen a pie.

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado toros de Vegahermosa (mansurrón), Juan Pedro Domecq (soso), Daniel Ruiz (excelente, premiado con vuelta al ruedo), Victoriano del Río (sin recorrido), Zalduendo (noble) y Garcigrande (noble)

ESPADAS:

– Antonio Ferrera ( fuscia y oro con remates en azabache) fuerte ovación y ovación.
– Morante de la Puebla ( verde botella y oro), ovación y oreja.
– ‘El Juli’ ( obispo y oro), dos orejas ovación.

INCIDENCIAS: Prácticamente lleno en tarde de temperatura agradable.


La cara que salió cruz. Así lo quiso el destino (FOTO: Gallardo)

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Antonio Girol.-

La vida se hace siempre de momentos. Así lo cantaba Julio Iglesias. Y lo mismo podría decir a estas horas Antonio Ferrera que mandó desmontar a su picador Alonso Sánchez para ocupar su lugar, como ha hecho otras tantas tardes de esta temporada con buen resultado y sin embargo esta vez no obtuvo el rédito que buscaba con esa acción, es decir, meter al público de lleno en la lidia vista como un todo. Estoy seguro que luego hubiese venido el tercio de banderillas ayudándose del capote, y de ese arrobamiento colectivo se hubiese beneficiado el torero a pesar del escaso recorrido que tenía el ejemplar de Victoriano del Río, porque habría puesto su inteligencia al servicio de la causa. Pero esta vez, parafraseando la letra de tema del gran Julio, “cuando al final te has dado cuenta, el tiempo no te deja regresar”.

Ese gesto de verle incapaz de efectuar la suerte de varas, por nimio que parezca, enfrió a los aficionados hasta el punto de que una vez terminado el festejo con varios de los que coincidí a la salida de la plaza aún lo resaltaban como la  ‘culpa’ de que Antonio Ferrera no hubiese podido triunfar, como casi todo el mundo esperaba dada la inercia que traía en la que está siendo su temporada más maciza y que mañana domingo puede redondear en Madrid. Dios lo quiera.

Pocos mimbres.-

Ni el primero (de Vegahermosa ) ni el cuarto (de Victoriano del Río) fueron toros acordes para el lucimiento. Ambos por su mansedumbre y escasez de recorrido. El de Borja Domecq miró para la puerta de chiqueros ya al segundo lance de capote. Lo sujetó bien Ferrera llevándole toreado con el percal hasta el centro del ruedo. Alegró la embestida del animal en banderillas. Impresionante el tercer par por los adentros, de ajustada ejecución.

En la faena de muleta le supo dar  los tiempos que la res requería a fin de que no perdiese el celo de querer seguir la franela, ayudándole por medio de llegarle mucho con la tela al hocico y no quitársela nunca de los ojos. Tapando de este modo el defecto de buscar las tablas que encontró al verse más suelto al natural y donde acabaría de nuevo yéndose a pesar de los esfuerzos del diestro extremeño que tuvo que optar por el arrimón final. Mató de estocada desprendida, de efecto fulminante. La defectuosa colocación del acero junto con una petición no mayoritaria hizo que el presidente no concediese la oreja y el premio quedase en una fuerte ovación con saludo.

Natural relajado, gustándose, al primero de la tarde. (FOTO: Gallardo)

El cuarto también pecó de escasez de recorrido, quedándose en las zapatillas en el segundo muletazo. Tardo en las embestidas obligaba a Ferrera a tener que hacerlo todo él.  A pesar de estos hándicaps encontró en la templada muñeca del extremeño la pulsación suficiente para sacarle una tanda de naturales de trazo largo que hicieron que la Banda atacase con el pasodoble. Viendo que el animal casi sin toques obedecía mejor, optó por continuar la lidia por el lado diestro sin ayuda y levemente acariciándole le pudo extraer otras tandas de mucho mérito, que sin embargo no terminaron de calar del todo en el público. Hubo de volverse a meter en la jurisdicción del ‘victoriano’ para que prendiese un poco más la mecha. Al igual que con el primero erró a espadas. En este caso con sendos meteysacas. Volvió a escuchar una cerrada ovación cuando arrastraron entre incomprensibles palmas a su antagonista.

Mando en plaza.-

Esos mismos momentos a los que aludía al inicio de esta crónica  son los que aprovechó ‘El Juli’ para salir en hombros de la plaza segedana. A su gran momento de forma unió el de ‘Juguetón, un gran ejemplar de Daniel Ruiz, bonito de hechuras (que por lo general es sinónimo de embestir bien) y que así se tradujo en el juego que dio en los tres tercios porque al saludo por verónicas conjugadas con chicuelinas con que su lidiador le saludó se unió el empuje que tuvo en el peto del caballo que montaba Diego Ortiz, que fue aplaudido por su labor. Y con su alegre embestida permitió el lucimiento de Jesús Talaván y Emilio Fernández, en banderillas.

'Juguetón' y 'El Juli' en perfecta sinfonía. (FOTO: Gallardo)

Toro para soñar con una gran faena de Julián que dio comienzo con una rodilla en tierra al trasteo de muleta, pasando al astado por uno y otro pitón. Vio que el animal tenía un magnífico desplazamiento en largo y así lo enseñó al respetable citándole de lejos para que tomase los vuelos de la franela. La ligazón en los derechazos unida al buen son que imprimía la res, consiguieron el esperado efecto efervescente en la grada. Inteligentemente el madrileño soltaba sedal o recogía según la intensidad que quisiese dar a las embestidas del burel, a fin de que este no se cansase de repetir.

Por el lado izquierdo no terminó el toro de romper como por el derecho, sin embargo ‘El Juli’ le exigió una barbaridad arrastrando más de la mitad de la muleta por la arena, pero sin llegar a los índices de exaltación que consiguió por el derecho.

Hubo alguna voz pidiendo el indulto y nos temimos lo peor. Sin embargo, y acertadamente, el diestro tras ejecutar unas manoletinas se fue tras la espada y dejó una estocada en todo lo alto que le sirvió de más aval si cabe en la concesión de las dos orejas que paseó por el anillo tras haber dado su antagonista también una vuelta al ruedo, concedida incomprensiblemente casi a regañadientes por el presidente que sacó el pañuelo azul cuando las mulas ya empezaban a tirar del toro con dirección al desolladero.

En sexto lugar salió el de Garcigrande, al que Julián aplicó su particular tauromaquia de látigo de seda en guante de hierro, a base de someterlo y de llevarlo siempre muy largo. Con cadencia fue desgranando los muletazos que ligaba con mando. Al natural el toro tenía menos recorrido y por eso, inteligentemente, el torero se ayudó del estoque simulado para ejecutarlos. De esa manera pudo imprimir más amplitud en los mismos.Exprimió al toro sacándole hasta la última gota de bravura, en otra faena que llevaba sello de premio grande pero que perdió por el mal uso de la espada, teniendo que conformarse con saludar una ovación desde el tercio.

Único y diferente.-

Morante representa a una tauromaquia distinta que por desgracia hoy día nace y muere en La Puebla del Río y en ningún otro sitio más, lo que acrecienta aún más su figura si cabe en parte. Solo a su primero, el de Juan Pedro, el más chico del encierro, le pudo enjaretar un puñado de verónicas con su particular aroma que embriagó a toda la plaza al abrocharlas con una media que crujió como la gubia de un imaginero al crear arabescos en la madera de una talla. Destacables también las chicuelinas con que quitó al toro de la suerte de varas.

La sosería, no exenta de nobleza, del animal no impidió que el sevillano sacase su particular duende prendido en la suavidad de sus muñecas que acompañaban,  sin apenas apretar, las embestidas por el pitón derecho. Ya que por el izquierdo no tenía ni uno.  De esa guisa, sin obligar para nada a la res, efectuó toda la lidia a la que puso firma con un pinchazo hondo. Fue ovacionado y el toro despedido entre pitos.

Si bien en el quinto no pudo regalarnos su toreo de capote sí nos obsequió con el de muleta, de un gusto exquisito. La inició por ayudados por alto, arrastrando la bamba por el lomo del ejemplar de Zalduendo.

Naturalmente, Morante. (FOTO: Gallardo)

Relajado, gustándose en cada muletazo, fue destilando pases en los que componía la figura con ese garbo que posee para gracia del toreo eterno. Con suma listeza, sin apretar al animal, le fue enjaretando una faena siempre a su favor para que no protestase ni se aburriese de embestir, para así poder ligar los pases que cantaba el público con olés. Y que alcanzaba el éxtasis en los cambios de manos, las trincherillas o los molinetes que usaba como recurso para engarzar las tandas.

Le había faltado inspiración por el lado izquierdo pero resultó solo un espejismo, ya que epilogó la faena por naturales enfrontilados que eran un homenaje a la figura del Brujo de San Bernardo. Mató de estocada trasera algo caída que impidió que la recompensa fuese mayor a la oreja que paseó por el redondel.


GALERÍA GRÁFICA (GALLARDO)

Antonio Ferrera.

Antonio Ferrera.

Antonio Ferrera.

Antonio Ferrera.

Morante de la Puebla.

Morante de la Puebla.

Morante de la Puebla. El Juli El Juli
El Juli El Juli

El Juli

El Juli El Juli El Juli
El Juli Vuelta al ruedo a 'Juguetón' El Juli
Antonio Ferrera. Antonio Ferrera. Antonio Ferrera.
Antonio Ferrera. Antonio Ferrera. Antonio Ferrera.

Antonio Ferrera.

Morante de la Puebla.

Morante de la Puebla.

Morante de la Puebla.

Morante de la Puebla.

Morante de la Puebla.

El Juli

El Juli

El Juli


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Jesús Talaván

Emilio Fernández

Álvaro Montes

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