OLIVENZA - 4ª de abono

Juan Pedro, el lado oscuro de la fuerza

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La última de la feria aguó el vino. Los astados de Juan Pedro Domecq sin raza ni fuerzas imposibilitaron el lucimiento de los tres espadas. Solo Talavante salvó un poco los muebles cortando una oreja de cada toro.

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presentación. Vacíos de raza. Sin fuerzas. Pitados al arrastre 1º, 4º, 5º y 6º.

ESPADAS:

–  Enrique Ponce ( grana y oro), palmas y ovación con saludo.
Morante de la Puebla ( obispo y oro), ovación con saludo y ovación que declina saludar. 

Alejandro Talavante ( nazareno y oro), oreja y oreja.

INCIDENCIAS: Rozando el lleno. Tarde de temperatura agradable. El 3º fue devuelto y se corrió turno. Presidió Antonio Mesa

Tapados por delante, vacíos por dentro. (FOTO: Gallardo)

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Sixto Naranjo

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Antonio Girol.-

Los amantes de la saga Star Wars, – que son muchos – sabrán perfectamente a qué me refiero al hablar del lado oscuro de la fuerza. A los que no sigan las peripecias diseñadas por el genial George Lucas habrá que explicarles que eso de la fuerza es un poder metafísico y omnipresente que impregna el universo y todo lo que hay en él. Y esta fuerza a su vez tiene un lado oscuro provocado por la ira. Esa misma que se desató esta tarde en los tendidos de Olivenza, producida en esta ocasión por el lado oscuro de la fiesta: la falta de fuerza de los toros de Juan Pedro Domecq.

Nos las prometíamos muy felices cuando por chiqueros salió el primero de la tarde. Ofensivo por delante. Bien presentado en líneas generales. Bonito de hechuras, en suma. Pero vacío de contenido y de raza por dentro. Y así, huecos, uno tras de otro hasta llegar a seis (siete si contamos el devuelto)

De tal modo que la gente, que está ya cansada de que las figuras siempre se anuncien con el sota, caballo y rey de la familia bodeguera: hoy el sobrino, mañana el tío y pasado el resto de la parentela, explotó en protestas e incluso en algún que otro exabrupto dirigido al callejón.

Menos mal que Alejandro Talavante se inventó dos faenas. La primera, al que debería haber salido en sexto lugar pues se corrió  turno al irse para atrás el titular del número tres de lidia ordinaria. Un astado que flojeó en el peto perdiendo las manos y por ello fue devuelto. No esperaba el presidente que el siguiente iba a estar mucho más en el límite. Digamos que en la categoría de inválido. Mantuvo a éste en el ruedo – porque debutar en el palco en esta feria y devolver dos toros en un mismo festejo hubiese sido digno del Guinness – y se armó el follón. Normal que quien estaba sentado en su incómodo escaño protestase porque  se sentía usurpado al no poder volver a paladear el dulce caramelo que con el anterior había puesto Morante en los labios de la concurrencia.

Como les decía, y volviendo a Talavante, consiguió que al final el sabor en lugar de ser del todo amargo quedase en agridulce, como esa salsa de los restaurantes chinos.

Aromático el inicio de faena de muleta al sobrero. En los medios, como si de Pepe Luis se tratase, abrió el cartucho de ‘pescao frito’ para tras recoger la embestida del juampedro emborracharse toreando al natural. Apretaba hacia dentro el animal, pero Alejandro sin enmendar la plana consiguió vencer al bruto a base del juego de su prodigiosa muñeca.


«Más vertical que en anteriores temporadas. Recordando al Talavante de los inicios. Consiguió pasajes de muy bella factura por el derecho»


Más vertical que en anteriores temporadas. Recordando al Talavante de los inicios. Consiguió pasajes de muy bella factura por el derecho. Y al volver al izquierdo aún le quedó que tragarse otras dos coladas antes de epilogar con las manoletinas y matar de estocada entera. Paseó un trofeo.

Idéntico premio cortaría del sexto. Con técnica y grandes dosis de inteligencia supo tornar las lanzas en cañas y dio sitio y distancia al animal para que aprovechase la inercia de su desplazamiento y así poder componer la faena sin necesidad de apretarle de más, dado que al mínimo conato de exigencia perdía las manos. Volvió a matar de entera, y los despojos fueron despedidos con música de viento.

El otro hito de la tarde aconteció en la lidia del segundo. De embestida suave y fuerzas justas le sirvió a Morante de la Puebla para enjaretar una faena con duende. Del recibo de capote destacaron dos verónicas del tacto del terciopelo. Además del quite al ralentí, también por el lance madre de la tauromaquia. Crujieron los vellos con el molinete trianero al inicio de la faena de muleta y el cambio de manos que le siguió.

La sinfonía de derechazos. En esta ocasión da hasta reparo usar este término porque suena brusco comparándolo con las caricias con las que ligaba el toreo en redondo. No menos buenos resultaron los naturales, en donde hubo expresividad y rotura de riñones. Y el colofón lo pusieron los ayudados para igual al toro en suerte. La espada cayó muy tendida y quiero pensar que ese fue el motivo por el que no se le premió con una más que merecida oreja. Dado que en esta feria ha habido premios más baratos que el hoy negado a Morante. También puede ser que el respetable no la pidiese con suficiente fuerza. Quien sabe…Como dijese El Gallo: “Hay gente p’ató”

Volvía Enrique Ponce a Olivenza. La gente, cariñosa, le obligó a saludar una ovación al romperse el paseíllo. Sin embargo, ese mismo cariño no le ha correspondido en el sorteo. Su primero se frenaba en las zapatillas y tenía que esperarlo mucho para poder engancharle en la muleta. Que a la vez intentaba quitarse tirando un molesto gañafón. Comprendió el público el esfuerzo y le tributaron palmas tras los pitos al toro en el arrastre.

El cuarto no tenía esa tendencia al freno sino más bien a no querer moverse. Y a ese poco celo hubo que unir las menos ganas del torero por ajustarse. Despegado en demasía lo mimaba a media alturita mientras su cuadrilla le jaleaba desde la tronera del burladero con epítetos como: “monstruo”, “torerazo” y similares jaeces. Cuando se cansó del suelto  pasó al agarrado. En este caso del pitón para escenificar un arrimón innecesario. Sobre todo por la condición del astado. Mató tras pinchazo inicial y se despidió como llegó, siendo ovacionado. Su antagonista, como sus hermanos, fue silbado al paso de las mulillas.

PATIO DE ARRASTRE

Sixto Naranjo/Director ‘El Albero’ – COPE

Talavante gana en torería

Lo llevaba advirtiendo todo el invierno en México. Pero por fin hemos visto a Alejandro Talavante en España. Y lo ha hecho con aires renovados. De la mano de Curro Vázquez, el pacense ha mostrado la versión más torera de su carrera.

Parece que olvidadas las figuras retorcidas, Talavante quiere dar una vuelta de tuerca a su tauromaquia. La planta, erguida. La figura, natural. Y el compás, más cerrado.

Este Talavante gusta. Gusta más. Y ante sí, Madrid en el horizonte. Talavante se la jugaba en Olivenza. Quizá el que más. Sin Valencia ni Sevilla, se antojaba obligado el triunfo este domingo. Y lo hizo, incluso pasando por encima de una corrida desastrosa de Juan Pedro Domecq. En el pecado casi lleva la penitencia. Pero Talavante sacó cabeza.


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Cuando las ilusiones no se habían roto

Morante de la Puebla

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Morante de la Puebla Alejandro Talavante Alejandro Talavante
Alejandro Talavante Alejandro Talavante

Alejandro Talavante

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Alejandro Talavante Alejandro Talavante Enrique Ponce
Enrique Ponce Enrique Ponce Enrique Ponce
Enrique Ponce El efecto gaseosa del toro de Juan Pedro Morante de la Puebla

Alejandro Talavante

Enrique Ponce

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Lo contrario a mirar por el rabillo del ojo Díaz Yanes, talavantista desde los calcañales al colodrillo A ver que mire cómo quedarías de perchero...

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