Mérida vista por José Casillas

San Albín y la corrida goyesca

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1972

«La Plaza de Toros del Cerro de San Albín de Mérida, conoce la Corrida Goyesca diez años después de instaurada en la de Ronda, merece mantener este destacado evento en su condición de escenario de tantos recuerdos memorables producidos, desde los albores de la edad dorada del toreo moderno…»

José Casillas Suárez.-

El día 5 de julio de 2014 nos separaban cien años de la tarde que Pies de Plata, un toro marcado con el hierro de Fernando de la Concha y Sierra lidiado a nombre de su señora viuda, Celsa Fontfrede, inicia la historia taurina como primer cornúpeta que pisa albero en el ruedo  de la Plaza de Toros del Cerro de San Albín, así mismo ha de  ocupar idéntico lugar mandando a la enfermería (herido de cierta consideración) a un espada –Tomás Alarcón ‘Mazzantinito’- que también resultaría el primero en utilizar los servicios médico-quirúrgicos del coso emeritense siendo intervenido por el Doctor Romero.

Cuando la plaza en 1939 cumplió los primeros veinticinco años de existencia no pudo haber celebración al permanecer cerrada hasta el 3 de septiembre de 1941 por impuestas razones extrataurinas que bien podemos suponer.

Sabido es que el 5 de julio de 1964, cincuenta cumpleaños, se conmemoró la efeméride con una Corrida Goyesca, pensada y ofrecida por el buen empresario Raúl Recuero López, cuyo cartel estuvo conformado con siete toros de Antonio Martínez Elizondo, uno de rejones para Manuel Moreno Pidal, y los seis restantes para Fermín Murillo, Miguel Mateo ‘Miguelín’ y Manuel García ‘Palmeño’.

A los setenta y cinco años de inaugurarse el coso (1989), de nuevo Raúl Recuero López, el empresario más sobresaliente por su espíritu emprendedor y el cariño dedicado al coso de San Albín, organizó la Goyesca conmemorativa montando un cartel con seis toros de Herederos del Conde de la Corte, para Luís Francisco Esplá,  Luís Reina y el lusitano Víctor Mendes.

Siguiendo la cadencia temporal de veinticinco años, correspondía en 2014 conmemorar el primer centenario con la instituida Corrida Goyesca. No se hizo, y sentimos profundamente que fuera interrumpida la continuación de esa añeja tradición sin mediar pública explicación de cortesía, por cuanto la desacertada omisión se hace percibir como menoscabo hacia nuestras respetables tradiciones, gustos y sentimientos de renovada evocación a la memoria de nuestros ascendientes, quienes gracias a la decisiva intervención vecinal de carácter financiero hicieron posible allegar fondos para culminar la inacabada edificación de esta monumental Plaza de Toros del Cerro de San Albín, entrañable recinto que tras ciento dos años de actividad podemos seguir disfrutando hoy de sus atractivas y modernas instalaciones que actualmente nos ofrece.

La Goyesca es un peculiar festejo convertido en referente de la corrida de toros ordinaria lleno de vistosidad y matices culturales, conllevando implícito en su propia esencia un homenaje de la fiesta al inmortal pintor de Fuendetodos, Francisco de Goya y Lucientes, a quien las corridas de toros fascinaron  como realidad y vivencia de su pueblo. Es notoria la amistad que mantuvo con Pedro Romero, el torero más famoso de su tiempo, a quien realizara un maravilloso retrato que cuelga la Fundación Kimbell, de Fort Worth (Texas) EEUU.

De la mano del Dr. Andrés Salas, gran aficionado y estupendo escritor taurino, hemos sabido que la aparición de las primeras  Corridas Goyescas en el planeta de los toros podemos datar dentro de la llamada “edad de plata” del toreo, es decir  entre 1921 y 1939, siendo su principal promotor Eduardo Pagés Cubiñas, nacido en Barcelona en el año 1890, persona dotada de especial ingenio e inteligencia cuyas cualidades acompañaron siempre a su gran sentido empresarial. Así pues, durante la temporada de 1929 que regenta entre otros importantes cosos el de Murcia ha de conformar los carteles de la feria septembrina para su plaza de toros de “La Condomina”; Para el perspicaz empresario no pasa inadvertida la cercanía del centenario de la muerte de Goya y decide ofrecer una corrida especial dedicada a honrar la memoria del pintor aragonés en la que se conjugan vestimenta de los toreros y personal de plaza, exorno y otros detalles ambientales propios de la época.

Nace la Corrida Goyesca con vocación de exaltar  y participar en la conmemoración destinada a determinados personajes y hechos históricos de gran calado en la sociedad española, o bien de relevante significación histórica en determinadas ciudades del país. A título de simple referencia citemos las dos Goyescas de mayor relieve que con carácter anual se vienen celebrando en cosos importantes de España:

En la Plaza de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, durante la celebración de la Feria y Fiestas de Pedro Romero, hizo su presentación la Corrida Goyesca el día 9 de septiembre de 1954, justo cuando se cumplía el segundo centenario del nacimiento del excepción al torero. El brillante acontecimiento resultó como fruto de la iniciativa desarrollada por el popular diestro Cayetano Ordóñez Araujo ‘Niño de la Palma’ (II),  también de cuna rondeña como es sabido.

Igualmente traemos a colación la tradicional “Corrida Goyesca del 2 de Mayo” que puntualmente cada año se viene celebrado en la madrileña Plaza de Las Ventas. Respecto a la que tuvo lugar el Día de la Comunidad del año 1996, quedó para la historia gracias a la gesta del torero madrileño José Miguel Arroyo ‘Joselito’, por su tauromaquia magistral digna de figurar en los  mejor tratados de la lidia.

La Plaza de Toros del Cerro de San Albín de Mérida, conoce la Corrida Goyesca diez años después de instaurada en la de Ronda, merece mantener este destacado evento en su condición de escenario de tantos recuerdos memorables producidos, desde los albores de la “edad dorada del toreo moderno”, por las figuras más importantes de la élite taurina junto a divisas ganaderas de gran renombre.

En estos tiempos que la Plaza de San Albín parece haber entrado en fase de franca recuperación, por un lado obra la incoación del expediente promovido por el Gobex sobre la declaración de Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento; de otra la nueva propiedad del coso se distingue haciendo buenos sus propósitos de, entre otros interesantísimos proyectos convertidos a día de hoy en bonita realidad, “celebrar tres corridas durante la feria de septiembre y algunas  más a lo largo del año”

Con toda cordialidad, al manifestar mi personal reivindicación sobre la  recuperación de la Corrida Goyesca conmemorativa de la inauguración de la  Plaza del Cerro de San Albín no celebrada en julio de 2014, me  permito sugerir que sea integrada con tal naturaleza y periodicidad anual como una de las previstas en temporada fuera de feria. Sería otro elemento muy esencial a tener en cuenta para llevar a San Albín a “convertirse en referencia para los ciudadanos de Mérida y el turismo”, expresión manifestada en prensa por la propiedad, a la que hemos de felicitar cordialmente por todos  los éxitos conseguidos.