OLIVENZA - 5ª de feria

El mano a mano no cumplió las expectativas

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Mano a mano, paso a paso
Mano a mano, paso a paso

El esparado mano a mano defraudó en todo, en asistencia de público y en el resultado artístico. Para el recuerdo solo quedó el buen hacer de Ginés Marín en su primero, del hierro de Garcigrande, unido a las buenas maneras que mostró con el de Victorino y la emoción que supuso la lidia de Antonio Ferrera al cinqueño de la A coronada y su toreo al natural con el de Domingo Hernández.


OLIVENZA – Corrida de toros

TOROS: Se han lidiado toros de Zalduendo (1º y 6º), Garcigrande (2º), Domingo Hernández (5º) y Victornio Martín (3º y 4º) Desiguales de presentación y juego. El primer Victorino fue aplaudido al salir al ruedo por su bonita estampa.

TOREROS:
Antonio Ferrera (de verde esmeralda y oro), ovación con saludos, ovación con saludos y ovación con saludos.
Ginés Marín (de tabaco y oro), oreja con petición de la segunda, ovación con saludos y silencio.

INCIDENCIAS: Media entrada en tarde de lluvia intermitente. Se guardó un minuto de silencio al romper el paseíllo en memoria de los ganaderos Domingo Hernández y Victorino Martín. Los toros de ambos ganaderos lucieron divisa negra en señal de duelo. Jesús Díez ‘Fini’ saludó montera en mano tras poner palos al sexto.


Antonio Girol.-

       Si la noche en que se presentaron los carteles de Olivenza, cuando se supo de manera oficial que la feria se cerraría con un atractivo mano a mano, alguien hubiese dicho que iba a ser el festejo de menos tirón en taquillas se le habría tachado de loco. Y, curiosamente, así ha sido. ¿Los motivos? Varios y concatenados. Hay quien pensará que la ausencia de El Juli. Sin embargo, la empresa estuvo ágil y lo sustituyó por Ferrera, que, si bien había toreado por la mañana y eso podía restar interés, es un torero que hoy tiene tanto o más cartel que el de Velilla. Y más todavía si su nombre se conjuga con el de Victorino.

       A mi modo de entender, el principal detonante del fiasco en taquillas no ha sido otro que el mal tiempo. Habrá quien diga: mal tiempo hubo también en los otros festejos. Sí, cierto. Pero gota a gota, nunca mejor dicho en esta ocasión, la gente termina hastiada.  Sobre todo, cuando llevan desde el viernes mojados, con frío…En definitiva, pasando penalidades en sus escaños. Al final, por más afición que se posea, se termina claudicando. Más aún en domingo y por la tarde. Cuando la tristeza más acibara pesando en la vuelta a la rutina del lunes. Súmenle a eso el atoramiento que supone tragarse cinco festejos en poco menos de setenta y dos horas y tendrán bastante despejada la incógnita de la ecuación.

      En medio de ese ambiente frío y un tanto desangelado partieron plaza Antonio Ferrera y Ginés Marín para dirimir en mano a mano quién vencería en la partida. La cual se podría decir que quedó en tablas. Si bien es verdad que Marín cortó una oreja por ninguna de su compañero, pero en lo que a toreo se refiere sí que hubo paridad. Porque si bien el oliventino dejó en alto su pabellón ante el de Garcigrande, que de grande solo tenía el apellido; el de Villafranco se impuso a un avieso cinqueño de Victorino que le puso en jaque.

       Empecemos por los de sangre albaserrada, que eran la gran atracción de la tarde. No defraudaron. El primero de ellos, el referido cinqueño, desató una ovación al ser recibido en el albero. Tomen nota los señores empresarios para el futuro… Desde la primera embestida mostró sus cartas, que no era otras que las de la ferocidad en su acciones. Lo lidió Antonio Ferrera perfectamente sacándoselo a los medios ganándole pasos con el capote. Al igual que en el resto de los astados que ha despachado en estas dos comparecencias no puso banderillas. Harán bien los que pitan en aceptar que todo apunta a que en esta temporada no se verá al Ferrera banderillero. Pero sí que se podrá seguir viendo al lidiador, al torero capaz de tragar quina con un toro que le buscaba en cada acometida, que reponía en los tobillos obligando al de Villafranco a andar más listo de lo que era su antagonista. Ese sí lo veremos y lo disfrutaremos. Porque la faena al de Victorino fue una bocanada de aire fresco en el ambiente viciado del mono encaste. Prueba de ello es que, durante la lidia de ese toro, y también en la de Ginés al suyo, nadie comió pipas en los tendidos. Al contrario, los músculos se tensaron y los ojos de los espectadores no se apartaron ni un minuto de la arena. Conscientes de que en cualquier momento el animal podía echar mano al hombre. Y sin embargo, a pesar del peligro, el hombre se impuso a la bestia y la doblegó con su muleta en series de naturales y toreo con la diestra preñados de emoción. Bueno para la fiesta.

       Como lo es que Ginés Marín se pruebe ante uno de estos toros. Demostrando que puede torearlos y además con su estilo de torero de aroma caro. Tenía un año menos que su hermano el Victorino que le tocó en el lote. Y se notó tanto en presencia como en intenciones. Aún así no dejó nunca de ser un albaserrada al que Marín toreó primorosamente al natural. Por el lado derecho reponía más y obligaba a su lidiador a tener que estar rápido de pies para para poder ligar los muletazos. Como le pasase a Ferrera también estuvo desafortunado con la espada. Una pena porque el esfuerzo de uno y otro con los de la A coronada debió merecer mayor recompensa que la ovación que saludaron.

       Del resto del mano a mano lo más destacado estuvo del lado de los Garcigrande en sus dos versiones. La de la rama Juampedro le correspondió a Ginés, que lo lidió como primero de su lote. Mostró con el toro que es un torero que este año dirán aún más cosas de las muchas que ya dijo el pasado. Faena artística y variada en la que sobresalió el toreo al natural, cadencioso y acompasados que ligó con pases de pecho y cambios de mano.

       También se dejó hacer el de Domingo Hernández al que Ferrera quitó por faroles y con el que inició faena andando con ayudados por alto para sufrir una caída de la que él mismo se hizo el quite resolviendo de rodillas con una serie en redondo que desató el delirio tras el susto.

      Quedo para el final a los Zalduendo. Ganado que una vez más, y ya van muchas, no mostró más que el mal momento por el que atraviesa la citada divisa y que más que opción de triunfo lo único que reportan es fracaso tras fracaso.


GALERÍA GRÁFICA. FOTOS: GALLARDO

OTRAS IMÁGENES. FOTOS: GALLARDO