BARCARROTA - Festival taurino

Sol, lluvia y toreo

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Paseíllo en Barcarrota con el sol reinante
Paseíllo en Barcarrota con el sol reinante

Incluso la lluvia en  este año de sequía quiso estar presente en Barcarrota para acompañar a los toreros y al público que se dieron cita en el festival taurino que se celebró en la localidad de Hernando de Soto y que se saldó con un buen puñado de orejas, pero sobre todo con la impronta de seis toreros que dejaron sobre la arena su particular idiosincrasia torera.


BARCARROTA – Festival con picadores

NOVILLOS: Se han lidiado novillos de Los Espartales, para rejones, premiado con vuelta al ruedo al arrastre, y de Garcigrande-Domingo Hernández, para lidia a pie, desiguales de juego.

ACTUANTES:
Leonardo Hernández, dos orejas.
David Fandila ‘El Fandi’, oreja.
Emilio de Justo, oreja.
José Garrido, oreja.
Ginés Marín, dos orejas.
Juan Silva ‘Juanito’, dos orejas.

INCIDENCIAS: Casi lleno. Festival a beneficio de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y de la Hermandad de la Vera Cruz de Barcarrota. Tarde de agradable temperatura y soleada que deparó a partir del cuarto novillo en tormenta con lluvia intensa y caída del termómetro. 


Antonio Girol.-

       La lluvia, tan necesaria en este año de pertinaz sequía, se erigió en protagonista inesperada del festival taurino. Llovió a partir del cuarto, pero ni se aguó la ilusión de los toreros por agradar al respetable, ni la de estos que, parapetados en las arcadas de la coqueta plaza barcarroteña, aguantaron el chaparrón, nunca mejor dicho, aplaudiendo las faenas de José Garrido, Ginés Marín y Juanito, los tres espadas que tuvieron que bregar con las embestidas de los Garcigrande y el aguacero que empapó trastos y ruedo.

       La tarde se había iniciado con un sol pungente, preludio de la acechante tormenta. El astro rey saludó a los espadas cuando hicieron el paseíllo en una formación que abría Leonardo Hernández. Al rejoneador extremeño le correspondió un gran novillo de Los Espartales, premiado con vuelta al ruedo en el arrastre, al que paró en círculos a lomos del albino Giraldo. Al tercer intento dejó en el morrillo de su antagonista el único rejón que utilizó como castigo. Cambió de tercio y de cabalgadura y con Enamorado templó el buen son del murubeño a dos pistas. Valiéndose de su habilidad como jinete colocó al novillo en suerte en cada una de las banderillas que colocó siempre al estribo, como mandan los cánones del arte de Marialva. Con Eco citó de frente antes de batir al pitón contrario y salir de la cara del toro con piruetas calentando de esta manera al público. Al que terminó de meter en el canasto con la garantía que siempre aporta Xarope, aunque no estuviese acertado con el par a dos manos. Tras matar al primer intento fue premiado con las dos orejas.

       Una cortó El Fandi tras una labor de mucho metraje en la que hubo mucho de todo: verónicas en el saludo, chicuelinas para poner al toro en suerte, un variado quite y ¡cuatro pares de banderillas! No se puede negar las ganas de agradar del granadino que inició la faena de muleta de rodillas y luego dio tandas y más tandas por uno y otro pitón en una actuación de mucho tesón que alargó en demasía y en la que dio la impresión de buscar la complicidad del público para que pidiesen el indulto del Garcigrande. Algo que, a todas luces, hubiese sido un desatino. Afortunadamente las pocas voces que se pronunciaron en ese registro no encontraron el eco del resto de aficionados.

       Emilio de Justo mostró su compromiso con Extremadura reapareciendo en este festejo. De agradecer su gesto y de agradecer sus formas toreras. Qué alegría da ver a este torero recuperado para la causa. Y qué injusticia hubiese sido que se hubiera perdido en ese tiempo en que no tuvo oportunidades de demostrar lo buen toreo que es. Afortunadamente su afición y su fe obraron el milagro de que hoy podamos disfrutar de su toreo preñado de pureza. Me encantó al natural, a pesar de que el novillo era un punto rebrincado por ese pitón. Pero de Justo lo consiguió ahormar a base de temple. Pecó quizás de alargar en demasía su labor, por lo demás no se puede poner una pega a todo cuanto hizo delante de la cara de su antagonista.

       Como tampoco se puede poner nada en el debe de José Garrido que bailó con la más fea en todos los sentidos. Un novillo mansurrón que destilaba un peligro sordo que el respetable no pudo ver bien al huir en desbandada buscando el abrigo de los arcos por culpa de la lluvia. Garrido, que había acariciado al utrero en el saludo a la verónica, le consintió una barbaridad en la muleta por el pitón izquierdo en una faena de mucha valía por lo que tragó el de Badajoz a sabiendas del poco caso que le estaban prestando. Pero que a buen seguro le ha servido mucho en su interior de cara a la temporada que se le presenta por delante. En la que está llamado a decir mucho y bueno.

       Al que también le valen, y mucho, las dos orejas que ha paseado es a Ginés Marín. Sobre todo, por cómo las ha cortado. Por la actitud y el compromiso que ha derrochado desde que se abrió de capote. Pero muy especialmente porque hay que tener una tremenda seguridad en uno mismo para citar en los medios por arrucinas en el inicio de faena de muleta cuando más arreciaba el viento. Tampoco fue fácil su novillo, aunque pudiera dar esa impresión por lo firme que estuvo Marín con él. Firmeza que nació desde la sabiduría de imponerse con mando a la raza que tenía el astado. En una faena muy bien estructurada y en la que no le importó que lloviese con intensidad durante todo su desarrollo para sentirse torero.

       Tampoco le importó la lluvia lo más mínimo a Juanito que demostró estar más que preparado para empezar a comer en la mesa de las figuras. Variado de capa, tanto en el recibo por cordobina y verónicas como en el quite, se hincó de rodillas en los medios y de esa guisa inició en redondo el último tercio. Luego pulseó perfectamente las excelentes embestidas de su novillo en series de trazo largo y mucha ligazón a las que epilogó de nuevo de rodillas. De haber estado el tiempo menos desapacible estoy seguro que hubiera puesto en un aprieto al bueno de Fernando Valbuena en el palco, en donde aguantó como un jábato junto a Tati Ambel Posada que debutaba como asesor artístico, sin más abrigo ni ni paraguas que su mucha afición, porque la gente hubiese pedido el indulto del utrero. Se ha quedado Juanito sin estar en ferias importantes en este inicio de temporada lo cual es una lástima, sobre todo para aquellas aficiones que se lo están perdiendo. En Barcarrota, en cambio, lo disfrutaron coreando su nombre en medio de la lluvia cuando atronó a su antagonista.


GALERÍA GRÁFICA. FOTOS: GALLARDO

OTRAS IMÁGENES. FOTOS: GALLARDO