Prohibido salir a hombros por Iris

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«…Y lo sacaron a hombros. Pero como antiguamente. Por la calle Iris. Como siempre se han sacado a los toreros en Sevilla, antes de la moda del mito del cuento del envergue de tanta Puerta del Príncipe. Rafael Cerro ha venido a recordarnos que el triunfo tiene otras puertas que no son la del Príncipe…»

Antonio Burgos.-

Los catalinos (pero catalinos de catalina gorda y maloliente) han conseguido poner a los toros de moda. Y como todo el mundo escribe de toros, hasta los que en su vida han pisado una plaza y les importa la Fiesta un rábano, no habré de ser menos. Lo haré sobre dos prohibiciones tácitas que hay en la plaza de Sevilla. Hay dos viejos usos triunfales de la Fiesta que parecen prohibidos en la plaza del Arenal:

  1. Dar la vuelta al ruedo si se ha cuajado una gran faena, pero se ha estropeado con la espada.
  2. Salir a hombros por la Puerta Principal, o sea, por la de cuadrillas, la que da a la Puerta de Contaduría de la calle Iris, si se ha estado cumbre, pero no se han cortado las tres orejas reglamentarias, sino sólo dos. O una.

Lo de la vuelta al ruedo no me lo explico. Si son aficionados y lectores u oyentes de reseñas taurinas, verán que hasta por esas plazas de agosto, moscas y calorazo de los pueblos casi hay ya más indultos que vueltas al ruedo. Los toreros le hacen ascos a dar la vuelta al ruedo, como no sea con la oreja en la mano. Con lo que perdemos un escalón en la gradación de triunfos en las reseñas, que estaba clarísima: palmas, ovación, saludos, vuelta, dos vueltas, oreja, dos orejas, y dos orejas y rabo. Los toreros ahora incluso no se dignan salir a saludar cuando reciben una ovación, los muy vainas. O hacen eso horrorosamente feo de corresponder a la ovación saludando desde dentro de la barrera… y con la toalla que el ‘mozospás’ se ha traído del hotel.

Y de la salida a hombros, pues César o nada. No sé por los pueblos y por ahí, pero en Sevilla, o un torero sale por la Puerta del Príncipe tras cortar tres orejas, o se va por su pie hacia la de cuadrillas cuando acaban de arrastrar al sexto. Por eso yo quiero felicitar aquí al novillero sin caballos que ha triunfado en las nocturnas de promoción que patrocina la Real Maestranza. Se llama Rafael Cerro. Es de la Escuela Taurina de Badajoz. Estuvo cumbre en la novillada de los triunfadores de las nocturnas, cortándole las dos orejas al utrero de Carlos Núñez.

Y lo sacaron a hombros.

Pero como antiguamente. Por la calle Iris. Como siempre se han sacado a los toreros en Sevilla, antes de la moda del mito del cuento del envergue de tanta Puerta del Príncipe. El extremeño Rafael Cerro ha venido a recordarnos que el triunfo en Sevilla tiene otras puertas que no son la del Príncipe. Pero, hijo, los toreros la desprecian. O por la del Príncipe o ninguna, parecen decir. No quieren salir por la calle Iris, como no sea andando y hacia el cochecuadrillas aparcado en la calle Antonia Díaz. Cuando por la calle Iris, y a hombros hasta el Hotel Cecil Oriente donde se vistió, salió Curro Romero la tarde de su debú y su triunfo con ‘Radiador’ de Benítez Cubero. Por la calle Iris han salido a hombros Manolete y Arruza, y Antonio Ordóñez, y Pepín Martín Vázquez, y Pepe Luis Vázquez, y Chicuelo. Entonces era lo normal. Por eso la otra noche daba gloria ver a los chavales compañeros del novillero triunfador que se echaron al ruedo y lo sacaron a hombros por la calle Iris, y por Antonia Díaz lo llevaron hasta el hotel. Recuperada la costumbre, conviene, pues, aclarar que aquí no está prohibido sacar a un torero a hombros por la calle Iris. Aunque parezca lo contrario.


*Antonio Burgos es periodista y escritor. / Publicado en ABC-Sevilla.