OLIVENZA 4ª de Feria/Corrida de toros

Apoteosis final en Olivenza

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No pudo terminar mejor la feria de Olivenza. Después de una mañana pasada por agua que privó de la magia del toreo, la tarde quiso desquitarse con la salida a hombros de los tres espadas y el indulto de ‘Mosquetero’.

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado toros de Garcigrande, bien presentados y salvo el peligroso sexto, buenos en general, destacando el cuarto de nombre Mosquetero, herrado con el 23 y de 495 kilos que ha sido indultado.

ESPADAS: – Antonio Ferrera (blanco y oro con remates negros) oreja y dos orejas y rabo simbólicos.
– El Juli (turquesa y oro), oreja y oreja.
– Manzanares (nazareno y oro), oreja y oreja.

INCIDENCIAS: Prácticamente lleno en tarde fría pero que no tuvo presencia de lluvia. El cuarto, de nombre Mosquetero, fue indultado por Antonio Ferrera.

 

Los tres a hombros. (FOTO: Gallardo)

 

GALERÍA GRÁFICA de Gallardo
AL QUITE

GALERÍA de CUADRILLAS, de Gallardo
OTRAS IMÁGENES de Gallardo


Antonio Girol.-

Aún volaban por el encapotado cielo las últimas notas de Puerta Grande cuando la afición rompió a aplaudir a Antonio Ferrera, que lanceaba al viento a la espera de que saliese su primer antagonista. Era el merecido homenaje a un torero al que se echó en falta el pasado año. Y Ferrera, agradecido, saludó la ovación e invitó a El Juli y Manzanares a que le acompañasen desde el tercio, montera en mano.

Saltó al ruedo el primer ‘Garcigrande’ y Antonio le recibió con un ramillete de verónicas rematadas con una media pinturera. Quitó al toro por delantales, y acto seguido tomó los palos para colocar tres pares, siendo el más destacado el segundo por los adentros, dándole todas las ventajas a ‘Peludo’, que así se llamaba el astado. Derechazo relajado de Ferrera a Mosquetero. (FOTO:Gallardo)

Tras brindar al público, en un inicio muy templado de faena sacó al toro al centro del ruedo y comenzó las series de circulares. Muy técnicos y con la muleta a la altura que el animal requería para que no perdiese las manos. Ligó varias tandas en las que se vio a un torero relajado, pleno de temple, que acompañaba la embestida con el cuerpo y que remataba con pases de pecho de gran factura. Faena que se jaleaba desde los tendidos y que encontró su mayor cénit en las series de naturales, largos y cadenciosos, suaves y ligados. Mató de media algo tendida y fue premiado con una oreja.

Pero la locura se desataría en el cuarto. El toro de la corrida y de la feria. Un toro de armónicas hechuras, bonito de lámina y que fue lo que en el argot se conoce como un tejón. Un toro que engrandece a una divisa, la de Garcigrande, y que hace que ‘Mosquetero’, herrado con el 23 y de 495 kilos de peso, sea desde esta misma tarde historia viva, y nunca mejor dicho esto último, de la feria de Olivenza.

Lo había recibido Ferrera con una larga cambiada en el tercio, para continuar con enrabietadas verónicas llevándole hasta los medios. Quita por verónicas, y tras un primer par de banderillas hace callar a la música, cita de espaldas para quebrarla y clavar tras girar en la cara del toro. La plaza se vino abajo.

Momento del brindis de Ferrera a Fernando Masedo Torres. (FOTO:Gallardo)

Brindó la faena de muleta a Fernando Masedo Torres, el decano de los periodistas extremeños, que el pasado viernes recibía un merecidísimo homenaje de sus compañeros y demás aficionados, y al que Antonio – que estuvo presente en esa cena – quiso sumarse además con este brindis. Si el toro había sido bueno en el capote y banderillas, en la muleta fue una máquina de embestir. Un animal repetidor y bravo, que humillaba haciendo surcos por la arena con el hocico, y que tenía encima la gran virtud de rebosarse más de un metro cada vez que se deslizaba por la muleta. Un toro de vacas. Al que Antonio supo entender a la perfección, enganchándole y trayéndole siempre muy toreado, en series largas, de muletazos inacabables por ambos pitones.

Una delicia de toro bravo. Capaz de aguantar al mismo ritmo de embestida durante el tiempo que duró la faena de Ferrera, queriendo siempre coger la muleta por abajo y con una nobleza digna de elogio.

Poco a poco fueron surgiendo las voces en la plaza, cada vez más numerosas, hasta terminar en claros gestos de reprobación cuando el torero fue a buscar el estoque de manos de su hermano, y mozo de espadas, Diego. “No lo mates, no lo mates”, se escuchaba por los multicolores tendidos, y se cumplió el deseo cuando el Presidente asomó el pañuelo naranja en el balconcillo.

Júbilo en la afición, en el ganadero y en Antonio Ferrera, que ha visto como en poco más de quince días ha indultado a dos toros de forma consecutiva.

Salieron los mansos y ‘Mosquetero’ fue devuelto a los corrales para que curasen sus heridas, y volver al campo charro para sembrar de bravura y nobleza la dehesa salmantina.

El menos afortunado por el sorteo sin dudas ha sido El Juli. A su primero no pudo enjaretarle capotazos de recibo por la escasez de fuerzas que tenía, lo cual llevaba al animal a embestir dando chocones. A lo que habría que sumar la mansedumbre que empezó a desarrollar, queriendo irse hacia el caballo que guardaba la puerta.

Quitó Julián por chicuelinas abrochadas por una media de manos bajas. No corrigió el animal su forma de embestir y continuó tirando tornillazos en los compases iniciales del último tercio, hasta que recibió una importante ración de esa medicina julista que consiste en mandar más que un Capitán General.

El Juli, abrochando con la media los lances de recibo. (FOTO: Gallardo)

Asentado de zapatillas. Poderoso. Fue corrigiendo el defecto hasta erradicarlo por completo. Así llegó a una tanda de naturales, que inició ayudándose con el estoque y que acto seguido se transmutaron, interminables y mandones. Y es que Julián posee una cabeza privilegiada al servicio del toreo. A la que hay que sumar su firmeza de espíritu y unas ganas propias de un debutante, que hicieron que aguantase parones y miradas de las que hielan la sangre. Cerró con una serie de ayudados por alto rematados con el pase del desdén que puso a la plaza bocaabajo.  Tardó mucho en doblar el animal tras la entera contraria que recetó Juli y el premio se quedó en una única oreja.

Si con el complicado segundo había estado genial, no menos lo estuvo con el quinto. Un toro grandullón y peor hecho que sus hermanos, que tuvo el gran defecto de no humillar nunca, ni entregarse. Ante el que Julián tuvo que poner todo de su parte para intentar sacar faena y al que veroniqueó con lentitud. Comenzó su labor con la pañosa a pies juntos, pero la falta de clase del animal, el escaso celo y la sosería de sus embestidas hicieron que, a pesar del tremendo esfuerzo, los muletazos no lograsen la trascendencia que Julián buscaba. Acortó las distancias para encelar al animal, y ni por esas fue capaz de hacerle humillar y repetir en su poderosa muleta. Mató de estoconazo y paseó una oreja otorgada a las ganas y el esfuerzo.

Imponente muletazo de Manzanares al peligroso sexto. (FOTO:Gallardo) El tercer Garcigrande tenía poquita fuerza pero humillaba bastante, de ahí que de salida clavase los pitones en la arena y diese una costalada. Ante este hándicap poco pudo lucirse Manzanares en el saludo. Pero afortunadamente para el alicantino en su cuadrilla hay un torero de plata, que vale su peso en oro, como es Juan José Trujillo que le hizo una brega digna de ser emitida en las Escuelas Taurinas de medio mundo. Supo andarle para atrás para no robarle un solo pase, darle lances que eran templados muletazos de percal, y no molestar al toro en ningún momento.

Por su parte Curro Javier, otro de los cracks que acompañan a Josemari en cada paseíllo, le colocó dos majestuosos pares de banderillas, destacando el segundo por cómo cortó el viaje el animal. Fue obligado a saludar montera en mano y bien podría haberle acompañado Trujillo por su excelente brega, porque lo mereció. Aunque lo haría más tarde tras palear al sexto.

Inició la faena de muleta y el toro perdió las manos, como había hecho en los lances de recibo. Fue la penúltima vez que lo haría, ya que Manzanares encontró la distancia justa para que el toro siguiese la tela. Templado, fue enganchando cada embestida para acompañarlas con la cintura mientras tiraba de la res con despaciosidad en unas series de derechazos de bella factura. Con la zocata la cosa continúo por los mismos derroteros, es decir, toreo lento, tranquilo y reposado, a ralentí, bajando mucho la mano, lo que provocó que el animal perdiese por última vez las suyas. Volvió al lado derecho y pulseando la embestida de nuevo fue capaz de enjaretar derechazos de duración eterna. Quiso matar recibiendo y pinchó en el primer intento. Repitió suerte y ahora sí agarró una gran estocada. La primera oreja caía en su esportón.

Al sexto, colorao ojo de perdiz, lo saludó con un puñado de verónicas que remató rodilla en tierra. Trujillo le recetó dos imperiales pares de banderillas. Para pasar al último tercio en el que el animal desarrolló todo lo malo que llevaba dentro. Tras una excelente tanda de medidos derechazos muy ligados el toro comenzó a orientarse y percibir dónde estaba el torero. Fue acortando las embestidas hasta el punto de quedarse en las zapatillas de Manzanares en cada pase y comenzar a medir y probar. A pesar de ello, José María no se arredró en ningún momento y plantó cara a ‘Lanero’ hasta el punto de resultar volteado. Siguió exponiendo para sacar medios muletazos a cambio de jugarse una cornada que no llegó de puro milagro. Le mató de una gran estocada y cortó una valiosa oreja, que ponía punto y final a una espléndida corrida de toros, en la que los tres actuantes abandonaron el coso por su Puerta Grande.


AL QUITE

ERAN UNO, DOS Y TRES…

Francisco J. Santana.-

‘Eran uno, dos y tres los famosos’… con esa tonada crecimos muchos de los que hoy comenzamos a peinar canas. Cada sábado, a las tres y media, después del telediario, D’Artagnan y sus inseparables compañeros hacían las delicias de niños como un servidor, e imagino que Antonio Ferrera, que por entonces ya soñaba con toros como este ‘Mosquetero’ que se cruzó ayer en su camino.

Un camino duro, a veces ingrato, que el pasado año tuvo el sinsabor de verse fuera de muchos carteles de su tierra, y que ayer encontró la recompensa a tantos desvelos. Primero con la ovación cerrada que le tributó el público. Aviso para navegantes. Y después con el azar a su favor a la hora de sortear.

Desconozco qué hombre de su cuadrilla sería el que metió la mano en el sombrero buscando la bolita de papel de fumar. No sé incluso si es el mismo que lo hizo hace unas semanas en Valverde del Camino. De ser así, bien haría el maestro en pedirle que le eche los jueves la primitiva porque está tocado por la suerte.

Como suerte tuvimos los que acudimos por la tarde al coso oliventino para ver una corrida preciosa sobre el papel, y en esta ocasión rompiendo el apotegma contradictorio, maravillosa en su juego. Con toros muy bien presentados, de juego desigual, pero que mostraron lo que es un animal de lidia, o sea que tuvieron su pimienta. Nada de bobitos.  Destacó ‘Mosquetero’, cierto. Y es normal cuando un toro se gana la vida. Además un toro que era una pintura. Que nada más salir por chiqueros se apreció lo armónico de su conformación. Pero sus hermanos, especialmente el primero, también tuvieron buen son. A excepción de los dos últimos, que se dejaron menos.

A buen seguro que Domingo Hernández, propietario de la divisa blanca y roja, extrajo notas de todos y cada uno de sus animales, que luego sabrá exportar al campo charro. Para continuar criando reses como ‘Mosquetero’ o ‘Velador’, el novillo al que perdonaron la vida hace una semana en Alba de Tormes.

Viendo la forma de embestir de ese toro. Viendo su reacción brava hasta el último momento. Viendo cómo el público pedía por su vida. Y viendo a Ferrera disfrutar con su toreo. A uno no le quedaba más que gritar: ¡Viva la fiesta! Y a los que no la entiendan y encima la denigren por ello, como diría Don José Luis Marca, presente en el callejón, ‘les doy mi más sentido pésame’.


GALERÍA GRÁFICA de GALLARDO

El Juli ante la imagen de Jesús Nazareno.

Ferrera besando la imagen de su montera.

Manzanares liándose en el capote de paseo.

Natural largo de Ferrera en su primero. Adornándose para iniciar una nueva tanda.

Sensacional natural de Ferrera a su primero.

Anduvo muy templado toda la tarde el de Villafranco. Y remató con gusto las series en su primer toro. El Juli, abrochando con la media los lances de recibo.
El temple y el mando de El Juli en este derechazo a su primero. Más de media muleta arrastrando por la arena para someter la embestida. Toreo de mano baja y cintura partida, seña inequívoca de la marca Juli.
Quietud a la hora de iniciar los circulares. Supo entender al toro y llevarlo a la medida que requería. Adornándose en el remate que jaleó con la voz.
Estatuario imperial para abrochar faena. A esto le llaman el julipié. Juzguen ustedes. Aparatosa voltereta del primero de Manzanares.
José María dando uno de pecho en el primero de su lote. Toreo de yema de dedos, suave y lenta... Rompiéndose a la hora de enjaretar los redondos.
Tirando del toro para ligar los derechazos. Barbilla en el pecho, cintura rota, muñeca relajada... Gusto a raudales en el toreo fundamental de Manzanares.
Comenzando a tirar del animal con el imán de su muleta. Desplante de Manzanares con el toro que hizo tercero. Inicio de la trincherilla que adornaría la serie de derechazos.
Paseando su premio por el ruedo de Olivenza. Mosquetero galopando de salida...nunca dejó de hacerlo durante toda su lidia. Primer lance de recibo y ya empieza el toro a meter bien la cara.
Templadísimo muletazo de Ferrera al toro indultado. Relajado y gustándose en cada muletazo que instrumentó a este gran toro. Simulando la suerte suprema una vez fue indultado Mosquetero.
Dos orejas y rabo simbólicos y la felicidad de torero y ganadero. Julián ante el desclasado quinto que siempre llevó la cara alta. Manzanares rematando rodilla en tierra las verónicas de recibo al sexto.
Firmeza a la hora de torear al peligroso Lanero de Garcigrande. Momento de apuro cuando fue volteado por el sexto. Soberbia volapié que tiró al toro sin puntilla.

 


GALERÍA DE CUADRILLAS de GALLARDO

Álvaro Montes, asomándose al balcón para clavar un gran par.

A punto de sujetar al tercer toro de la tarde en el peto. Otro excelso par del banderillero Curro Javier en el primero de Manzanares.

Juan José Trujillo desmonterándose tras ejecutar dos enormes pares de banderillas.

OTRAS IMÁGENES de GALLARDO.

Espartaco guareciéndose de la lluvia matinal El personal de la plaza achicando barro. Miguel Ángel Perera y su novia Verónica Gutiérrez a la llegada a la plaza.
Serafín Marín asistiendo a aquello que pronto no podrá hacer en su tierra natal.

José Luis Marca, ganadero y apoderado de tronío.

Juan Bazaga junto a su gran amigo Antonio Ferrera.

Roberto Domínguez y Daniel Ruiz en plena tertulia.

Manzanares ajustándose el capote de paseo con la prótesis de la mano que tanto ruido le ha dado. Antonio Ferrera pasando frente a los socios de su peña de Aceuchal.
Emotivo brindis de Ferrera a Fernando Masedo Torres. Carmen Arrobas, veterinaria y pintora taurina no quiso perderse el evento. Los hermanos Chocolate, saga de buenos picadores continúa.