La expectación que despertaba el cartel de la primera corrida de la feria de Olivenza fue correspodido por las grandes faenas ‘El Juli’, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante. (GALERÍA GRÁFICA EN EL INTERIOR)
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Antonio Girol.-
Imagino que a estas horas los muchos aficionados sevillanos, por aquello de la cercanía, que suelen acudir este primer fin de semana de marzo a Olivenza para empezar a paladear toros en directo, irán camino del valle del Guadalquivir con un mosqueo de tres pares de eso que le ha sobrado a la empresa del coso del Baratillo tras solazarse con las faenas de El Juli y Perera. Al menos les queda el consuelo de que verán a Talavante.
Lo que hemos presenciado esta tarde en el ruedo oliventino solo tiene un nombre: ‘amor propio’. Sí, porque ese ha sido el detonante de todo el festejo. Un amor propio que se ha traducido en seis faenas a cada cual más macizas interpretadas por tres conceptos distintos del toreo a cada cual también más interesante.
León herido.-
Abría plaza ‘El Juli’, que es como decir que abría plaza un león y en esta ocasión encima herido. Echó por delante al más bonito en hechuras de su lote, que curiosamente se llamaba ‘Arrepentido’, presagio de lo que deben sentir esos empresarios que han decidido ajustar cuentas con un torero que hoy por hoy es imprescindible en cualquier feria.
Ya de inicio dejó patente de corso de cómo llegaba a la feria. Suavidad extrema en los lances de recibo adornados con una chicuelina y un quite por saltilleras fue su balance capotero. Tenía dulzura el de Garcigrande y la supo aprovechar Julián que lo había tanteado con delicadeza para cogerle rápidamente el aire con una serie en redondo donde empezó a mostrar su mando. Probó por el izquierdo y no terminó de tomar vuelo la faena, con lo cual retornó a la diestra tras dar un tiempo al toro a que se recuperase. En redondo le extrajo todo el jugo que el animal tenía a base de exprimirlo en su muleta. Mató de entera en lo alto y cortó la primera oreja del festejo. Si el más bonito lo había echado por delante eso significaba que el más feo saldría en cuarto lugar. Lo saludó con sutileza sacándolo hacia los medios. No tenía buen aire el astado que más que embestir al capote de ‘El Niño de Leganés’, cuando bregaba, lo que hacía era pasar por allí con la cabeza por encima de la esclavina. Sin entregarse en ningún momento ni humillar. |
Aquí mando yo.-
Tomó ‘El Juli’ la muleta y mandó a sus hombres que se tapasen. Señal inequívoca de que iba a imponer su mando en plaza. En la primera serie consintió a ‘Bebedor’, que así se llamaba el burel, para después demostrarle quién tenía allí los galones a base de dejarle la muleta siempre puesta en el hocico e ir tirando de él en redondo. No quedó ahí la cosa porque tomó el palillo con la zocata y nueva ración de autoridad, esta vez al natural. Ni un pestañeo en el graderío. Cada uno de los pares de ojos que había en la plaza, que momentos antes había podido comprobar que el astado salmantino no tenía un mal pase, verificaban en vivo y en directo cómo Julián López había sido capaz de inventarse un toro que le permitiese efectuarle un faenón. En el que sobresalió la serie de naturales en el centro del ruedo cosidos a tres molinetes por bajo, de especial belleza, rematados con un colosal pase de pecho.
Tenía el de Velilla a los tendidos rendidos a sus pies esperando que cayese su siempre efectiva estocada cuando a un iluminado se le ocurrió levantarse a cantar un fandango o lo que aquello fuese justo cuando el matador armaba el brazo. Tras el inoportuno parón se tiró en lo alto y pinchó. Posteriormente enterraría el acero entero. Tardó en echarse el animal y solo obtuvo una oreja, escaso botín para tamaña conquista.
Toque de atención.-Si bien ha estado esta tarde ‘El Juli’, no les digo Miguel Ángel Perera. De las veces que mejor le he visto en una plaza en los últimos años. Torero en todas las vertientes y además haciendo gala de un valor espartano. Me alegra ver a este Perera en los ruedos. Otro de los que es indispensable en cualquier abono. Y más aún estando en el registro de madurez que ha estado hoy en Olivenza. A su primero poco le pudo hacer de salida con el capote, sin embargo en el quite por chicuelinas que hizo tras el puyazo sí dejó una media de trazo suave para mantener en el recuerdo.
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Dio comienzo a su faena de muleta con el tradicional doble pase cambiado por la espalda sin moverse un ápice del centro del ruedo. Tomó distancias y llamó con la voz al astado, al que le cogió el aire perfectamente enganchándole con la bamba de su muleta a la altura adecuada para que tuviese recorrido. Las siguientes tandas por el derecho fueron a más, sobre todo por la capacidad para llevar largo al toro pulseándole perfectamente la embestida.
Por el izquierdo se acostaba y medía más. Era preciso aguantarle para demostrar quién mandaba y de esa forma, tragándole, terminó sometiéndole y sacándole partido. Epilogó, como en él es habitual, acortando las distancias para instrumentar unos circulares de mucha exposición, antesala de las manoletinas con las que abrochó la faena. Mató de entera que quedó atravesada por lo que tuvo que usar el descabello. Paseó un apéndice que supo a poco.
Con un par…-
El quinto era un regalito que tenía la mala sombra de ir siempre cruzado. Con el capote no le pudo hacer nada, pero con la muleta le plantó batalla y se la ganó con creces.
Empezó en el tercio sometiéndole por bajo sin mover las zapatillas. La mejor forma de encelar al astado era no quitándole la franela de los ojos, y así lo hizo Miguel Ángel que le llevó siempre cosido a la bamba. No quedó en ese único matiz la faena, ya que puso toda la carne en el asador sacando a relucir ese valor seco que tiene a gala poseer. Se jugó la cornada en más de dos y tres ocasiones. Puso el ¡ay! en unos tendidos en los que esta tarde el que vende las pipas no ha hecho negocio. Mató de entera y cortó con todo merecimiento dos orejas de ley.
Donde lo dejó en octubre.-La tercera tauromaquia de la tarde llevaba la firma de Alejandro Talavante. Recién llegado de su México lindo, a donde había marchado cuando aún perduraban los ecos de su encerrona en Zafra; ha vuelto a demostrar esta tarde que está tocado por la vara del destino. Le correspondió en suerte el más terciado del encierro, que salió en tercer lugar, y al que recibió por delantales con aroma a jalapeños. Había estado Talavante muy pendiente de la lidia en banderillas, observando que el toro apretaba en el tendido de capotes. Por eso decidió cambiar los terrenos nada más brindar al público y citó a favor de querencia enganchando al astado en una serie de redondos muy templados. |
Mejor sería la siguiente tanda en la que los vuelos de su muleta marcaban el camino por el que ‘Saltador’ tomaba un camino imaginario tanto por un pitón como por otro, hasta lograr enloquecer a la plaza sobre todo por medio de los naturales de trazo largo, con mando, templados, dados rompiéndose la cintura, que enjaretó bajo los acordes de ‘Nerva’. Las gotas de toreo mexicano salpicaron su labor a través de las arrucinas que le servían de nexo de unión de ambas tauromaquias con las bernadinas que epilogaron su faena. Mató de entera y le pidieron con fuerza las dos orejas que paseó feliz.
Esfuerzo en vano.-
El sexto fue de largo el más feo del encierro y el más descastado. Un toro que no se entregó en ningún momento, al que Alejandro no pudo ni lancear de capote por su indolencia a la hora de embestir. Necesitaba una mano firme que le obligase a querer coger los trastos y la encontró en Talavante que le atacó desde el minuto uno. Primero provocándole con la voz y después con determinación en los toques. Acobardado ante tanta exigencia se puso reservón haciendo que todo el esfuerzo que ponía el pacense fuese en vano por la escasa recompensa que encontraba en tan desclasado colaborador. Si hay un toro con el que atravesarse con la espada sin duda era éste, al que pasaportó tras varios intentos escuchando una ovación que tuvo que saludar desde el tercio.
GALERÍA GRÁFICA de GALLARDO |
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GALERÍA DE CUADRILLAS. FOTOS: GALLARDO. |
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OTRAS IMÁGENES. FOTOS: GALLARDO. |
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