HIGUERA LA REAL - Corrida de toros

Hubo dos sin tres

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Antonio Ferrera con cuatro orejas y Diego Ramos con dos salen a hombros de la plaza de Higuera la Real, en la tarde de la alternativa de este último. Ambel Posada pincha una faena de puerta grande (GALERÍA GRÁFICA EN EL INTERIOR)

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado toros de Gerardo Ortega, bien presentados,  aunque de juego desigual y con muchas teclas que tocar. Destacó por su nobleza el quinto.

ESPADAS:
-Antonio Ferrera (catafalco y oro), dos orejas y dos orejas.
-Ambel Posada (sangre de toro y oro), oreja y ovación con saludo.
-Diego Ramos (malva y oro), oreja y oreja.

INCIDENCIAS: Algo más de media plaza en tarde con buena temperatura. Diego Ramos tomó la alternativa con el toro ‘Guapillo’, nº 63.

Antonio Ferrera y Diego Ramos saliendo a hombros. (FOTO:Gallardo)

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Antonio Girol.-

Los muy fieles a esta página recordarán – sino les recomiendo que rebusquen en la hemeroteca – que en la crónica de la corrida del pasado año en Higuera la Real me hacía eco de la actitud cicatera de quienes ocuparon el palco en aquella ocasión, en la que negaron orejas más que merecidas por ejemplo a Ambel Posada en su primero, sin ir más lejos. Por eso hoy, con idéntica actitud crítica tengo que decir que los nuevos inquilinos del sitial presidencial de la plaza han pecado de todo lo contrario, es decir, de ser especialmente dadivosos, generosos, rumbosos (escojan ustedes el sinónimo que más les apetezca) a la hora de tirar de pañuelo blanco. A ver si el próximo año por fin se cumple el famoso silogismo del filósofo Aristóteles, aquel que reza que “la virtud está en el término medio”.

Mientras llega ese día  es conveniente quedarse para el recuerdo que pasaban quince minutos de las seis de la tarde cuando Antonio Ferrera cambiaba los trastos de matar con el toricantano Diego Ramos para formalizar la ceremonia de alternativa con el testimonio de Ambel Posada. Minutos antes había salido por chiqueros ‘Guapillo’, herrado con el número 63, de pelo negro, bonito de hechuras y con las cintas de la divisa de Gerardo Ortega en el morrillo. Toro para ocupar un sitio en los libros de historia porque con él se doctoraba un joven salmantino afincado en tierras gaditanas que durante muchas noches ha soñado, y luchado con denodado esfuerzo durante otros tantos días, para que llegase este momento.

Antonio Ferrera doctora a Diego Ramos con Ambel Posada de testigo. (FOTO: Gallardo)

Tras brindar a una terna de familiares o amigos, desconozco el dato, comenzó el trasteo con doblones saliéndose a los medios. Lugar en el que se desarrolló toda la lidia de un animal que se aplomó en demasía, entre otros motivos por mor de los dos puyazos que le fueron administrados, pero que cuando embestía lo hacía con clase. Intentó Ramos que la faena cogiese cuerpo por el pitón derecho y en la tercera serie extrajo una tanda jaleada que encontró cierto eco en los tendidos. Por el izquierdo hubo momentos de buen acople aunque sin continuidad suficiente para calentar al respetable que andaba algo frío de inicio. Mató de certero golpe de verduguillo tras entera que vino precedida de un pinchazo hondo y otro pinchazo más…y en el palco tuvieron a bien conceder la primera oreja de la tarde, al fin y al cabo la había pedido el público. Cuestión distinta es si de forma mayoritaria, o no.

Larga espera.-

El que toma galón de matador de toros tiene que abrir plaza y también cerrarla, con el consiguiente hándicap del hastío que pueda tener el público si la tarde no ha sido todo lo animada que se deseaba.

Pase de pecho al último de la tarde. (FOTOS: Gallardo)

El último esperó mucho en banderillas, poniendo en apuros a los subalternos que cumplimentaron el tercio. Se percató Diego que por el izquierdo el astado tenía más recorrido y por ese lado se dispuso a plantear la lidia. Muy agarrado al piso y reservón en sus embestidas el de Gerardo Ortega vendía sus desplazamientos soltando mucho la cabeza al final del muletazo, dificultando tanto la ejecución del pase como la colocación a la hora de poder ligar. De ahí que, por ejemplo en el caso de los naturales, éstos saliesen sueltos y poco hilvanados.

Muy voluntarioso, el toricantano intentó con tesón una faena que tuvo en la honradez y las ganas su mejor virtud. Mató de entera atravesada tras pinchazo y le fue concedida una nueva oreja que le garantizaba la salida en hombros en compañía de su padrino.

Padrinazgo que había ejercido Antonio Ferrera y que le llevó a ocuparse del segundo y cuarto de lidia ordinaria en dos faenas con el denominador común del temple y el amor propio por bandera. Dos de las virtudes que han jalonado la carrera de un torero que está en su justo momento de madurez  y en su mejor forma como se ha podido apreciar una vez más en la plaza, aunque es verdad que sin la brillantez de otras actuaciones de esta temporada, pero no por ello menos importante.

Peligro sordo.-

Su primero le hizo un extraño en el inicio de faena, primera señal del peligro sordo que encerraba y que muy pocos más allá del torero supieron ver. Uno de los que no se percataron fue el que desde el tendido le gritó por dos veces “ponte derecho” (sic) justo cuando el torero estaba rompiéndose  con su antagonista para someterlo y ganarle la pelea a base de querer llevarlo largo ante los trallazos que daba al embestir. Al susodicho habrá que explicarle por tanto que para intentar torear por debajo de la pala del pitón a la fuerza no queda otra que doblar el talle.

No terminó el toro de descolgar durante toda la faena y ni por el derecho, y menos aún por el izquierdo por el que no tenía un pase, le puso las cosas fáciles a su lidiador, que tuvo que exponer una barbaridad para hacer una faena meritoria en la que tuvo que poner al servicio de su tauromaquia todas las dosis de temple que le quedaban en sus reservas, y aún así fue desarmado en dos ocasiones ante la brusquedad de las embestidas de este ‘Lobito’ que hacía honor a su nombre pero en superlativo, y con el que acabó el pacense de un estoconazo en todo lo alto.

Antonio Ferrera conduciendo la embestida de su primero. (FOTO:Gallardo)

Como en el primero de la tarde desde el palco habían concedido una oreja, en esta ocasión no les quedó más remedio que subir el premio a dos.

Voluntad de hierro.-

El cuarto tenía otra condición, lástima la falta de fuerzas de las que adolecía y que le valieron las protestas del público cuando perdió las manos tras el encuentro con el caballo de picar. A este astado lo había recibido Antonio con una larga cambiada en el tercio y con la ayuda del capote pulseó las embestidas del animal en banderillas con objeto de ver cómo se desplazaba tras el puyazo que le recetó Dionisio Grilo.

Brindó a Antonio Muñoz hijo y comenzó a media altura tanteando con muletazos suaves. Conocedor del paño que tenía entre manos dio tiempos y distancias al astado para que se repusiese de cada tanda y conforme fue avanzando la faena, viendo como el toro cada vez se le quedaba más en las zapatillas, tuvo que ir acortando los terrenos hasta terminar en un arrimón de mucho valor. Mató de entera arriba, de efecto más lento que la anterior. De nuevo pasearía dos orejas por el anillo.

Natural relajado de Ambel Posada. (FOTO:Gallardo)

Santiago Ambel Posada repetía en la feria higuereña y otra vez ha dejado en su ruedo un ramillete de naturales de los que se prenden en la memoria. Si bien es verdad que menos intensos que los del pasado año, pero no por ellos de inferior calidad.  Ocurrió en el quinto, de largo el mejor del encierro por hechuras y calidad de embestidas. Un burel al que saludó con la cadencia de su capote a la verónica y que brindó a Miguel Ruíz, alcalde de la población y diputado responsable del Patronato de Tauromaquia.

De mucho gusto fue el inicio de su labor con el aroma de los muletazos por bajo en los finales de serie. Pero lo realmente bueno llegó con la mano zurda.  Encajado. Dando el medio pecho. Fue desgranando naturales de pasmosa suavidad a los sones de ‘Domingo Ortega’ en una faena bien estructurada, en la que se rompió en cada tanda. Quiso seguir toreando al natural, pero en esta ocasión por el derecho o lo que es lo mismo sin estoque simulado dando cuerpo a su muleta, y sin embargo esa serie ya tuvo menos trascendencia, estuvo por decirlo de algún modo: desnaturalizada. Epilogó por ayudados y luego vino el calvario con el estoque que echó por tierra toda la labor anterior de encaje, provocando el canje de las orejas por una cerrada ovación que saludó desde el tercio.

Con la cinta métrica.-

Su primero, tercero de lidia ordinaria, obedecía por ‘Bobón’, pero si algo tenía es que no era precisamente bobo, sino más bien avieso. Ya había mostrado sus cartas en banderillas poniendo en aprietos tanto a David Oliva con los palos como a Fernando González con el capote. Y desarrolló esas mismas intenciones durante el resto de la lidia. Sin emplearse y sin entregarse. Midiendo en cada embestida ponía a prueba el valor del mayor de los Posada, que le aguantó miradas y amagos por ambos pitones. La faena tuvo mayor trascendencia por el izquierdo, por la calidad de los muletazos, aunque éstos saliesen de uno en uno provocando que no tuviesen el eco suficiente en los tendidos. A este sí lo mató de entera algo caída y le fue otorgado un trofeo como premio.

Toca esperar.-

Como les decía al inicio habrá que esperar al año próximo para ver si por fin se equilibra la balanza de los trofeos en su justa medida. Y puestos a esperar ojalá que a la eminencia que se le ha ocurrido colocar el burladero de prensa justo detrás del de la segunda suerte se le encienda la luz y en el futuro varíe el sitio, más que nada para que los que estamos trabajando no tengamos que seguir las evoluciones de la lidia como si fuesen un partido de tenis mirando entre machos de monteras. Hasta más ver, nunca mejor dicho.


GALERÍA GRÁFICA (GALLARDO)

Diego Ramos.

Ambel Posada.

La terna antes de salir al ruedo.

Guapillo, nº 63. El toro de la ceremonia.

Diego Ramos.

Ceremonia de alternativa.

Diego Ramos. Diego Ramos. Diego Ramos.
Diego Ramos. Diego Ramos.

Antonio Ferrera.

Antonio Ferrera. Antonio Ferrera. Antonio Ferrera.
Antonio Ferrera. Con sombreros para dar y regalar. Ambel Posada.
Ambel Posada. Costalada del cuarto. Antonio Ferrera.
Antonio Ferrera. Antonio Ferrera. Antonio Ferrera.

Antonio Ferrera.

Ambel Posada.

Ambel Posada.

Ambel Posada. Ambel Posada. Ambel Posada.

Ambel Posada.

Ambel Posada.

Ambel Posada.

Diego Ramos.

Diego Ramos.

Diego Ramos.

Diego Ramos.

Antonio Ferrera y Diego Ramos a hombros.

Diego Ramos a hombros.


GALERÍA DE CUADRILLAS (GALLARDO)

Diego Ramos y su cuadrilla. Guillermo Marín que picó al toro del doctorado. Bregando.

Asomándose al balcón.

Venciendo a la gravedad.

Alonso Sánchez.

Fernando González.

Perico de Cantillana.

Dionisio Grilo.

Antonio Lavado.

OTRAS IMÁGENES (GALLARDO)

Encomendándose. Jesús Ortíz y su legado de afición. El Dr. Franco García y su hijo Manuel que debutaba con la cámara.
Mira que te tengo dicho que te pongas bien el sombrero... El renovado palco presidencial.

Brindis de alternativa.

Los Ambel con Moreno de Terry, su guapa esposa y Jesús Ballesteros.

De dos en dos, como los donuts. El IVA no ha hecho mella en las floristerías...

La familia Muñoz con la joven ganadera que debuta mañana.

La mejor imagen de la tarde, haciendo aficionados desde la cuna.

Felipe B. Albarrán y Jacinto Ortíz.

¿Hermanas?

José María Pérez, padre e hijo, la esencia de la afición de Cabeza la Vaca junto a Dolores embajadora en Higuera.

Ferrera brindando a Antonio Muñoz.

¡Guapa!

¿El Tato contando un chiste a Gerardo Ortega?

Perfectamente escoltado.

Juan Carlos en muy buena compañía.

Ambel Posada brindando a Miguel Ruíz.

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